Naciones Unidas / AFP
Francesco Fontemaggi
China y Rusia urgieron el jueves al Consejo de Seguridad de la ONU a considerar la posibilidad de flexibilizar las sanciones contra Corea del Norte, rechazando el llamado de Estados Unidos a su «estricta» aplicación para asegurar el éxito de la desnuclearización.
El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, convocó a la reunión del órgano supremo de la ONU para exigir que la aplicación de sanciones continúe «vigorosamente», hasta que la desnuclearización esté «completamente verificada».
El jefe de la diplomacia estadounidense llamó a los integrantes del Consejo a «dar el ejemplo».
Sin embargo, en un giro que rompe la unidad que condujo en 2017 a la adopción de sanciones sin precedentes contra Corea del Norte, Rusia y China pidieron flexibilizar las medidas que tienen como fin privar al país de ingresos para desarrollar armas nucleares y programas de misiles balísticos.
Pompeo había justificado su pedido al denunciar las violaciones de los límites impuestos a las importaciones de petróleo (500.000 barriles al año) y de carbón por parte de Pyongyang, y expresó su inquietud por informaciones de que hay países «incluidos en el seno del Consejo de Seguridad» que siguen recibiendo nuevos trabajadores norcoreanos a pesar de las resoluciones de la ONU.
El secretario estadounidense no señaló a ningún país, pero China es el principal socio comercial de Pyongyang, mientras que Rusia ha recibido decenas de miles de trabajadores de Corea del Norte considerados una fuente esencial de divisas, ya que muchos trabajan a menudo bajo condiciones de esclavitud.
El canciller chino, Wang Yi, dijo a su turno que las medidas punitivas deben respetarse sin ser «un fin en sí mismo», y defendió la posibilidad de adoptar medidas de «cooperación» para el bienestar de los norcoreanos.
Wang dijo que el Consejo debería considerar los «avances» en las relaciones entre Corea del Norte y Corea del Sur, y que, junto con el deshielo de las relaciones con Estados Unidos, eso debía llevar a un alivio en las sanciones.
«China cree firmemente que la presión no es el final», dijo Wang. «Tanto implementar sanciones como promover una solución política son igualmente importantes», agregó.
El ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, respaldó la moción al afirmar que las sanciones no deben convertirse en un «castigo colectivo». Lavrov lamentó que las grandes potencias no puedan, debido a la hostilidad estadounidense, acompañar con «signos positivos» el cambio significativo de Corea del Norte, que un año atrás constituía una amenaza de guerra.
«Los pasos de Corea del Norte hacia el desarme gradual deberían ser seguidos de un alivio de las sanciones», dijo Lavrov.
«Parece lógico fortalecer este impulso», indicó.
Representantes de Corea del Norte asistieron a la sesión, pero no pidieron hablar.
– Optimismo a toda prueba –
Corea del Norte ha pedido una muestra de flexibilización a Washington a cambio de las primeras medidas concretas de desarme nuclear, pero las negociaciones se han estancado en los últimos meses, incluyendo esa solicitud.
Pompeo insistió en los anuncios «positivos» después de la reciente reanudación del diálogo directo con los norcoreanos. El miércoles anunció que en octubre visitará Pyongyang por cuarta vez, tras reunirse en Nueva York con su par norcoreano, Ri Yong Ho, que no asistió a la reunión del Consejo de Seguridad.
El objetivo del viaje es «avanzar más» hacia la desnuclearización, y preparar una segunda cumbre entre Donald Trump y Kim Jong Un, planificada para un futuro cercano.
Ahora «impaciente» por reunirse con el líder norcoreano, el presidente de Estados Unidos mostró un optimismo inquebrantable esta semana en la ONU, el mismo escenario donde el año pasado agudizó su discurso y amenazó con «destruir totalmente» a Corea del Norte.
«Si no me hubieran elegido, hubiese habido una guerra» y «millones de personas habrían muerto», se felicitó el mandatario el miércoles.
Tras la cumbre histórica de junio entre Trump y Kim en Singapur, las discusiones sobre la desnuclearización se estancaron rápidamente: el secretario de Estado regresó con las manos vacías de una visita a la capital norcoreana en julio, y acusado de emplear métodos de «gángster».
Su siguiente viaje, programado para finales de agosto, fue cancelado por Trump, que se vio obligado a reconocer, por primera vez, la falta de progreso concreto.
Muchos observadores creen que el líder norcoreano prefiere una relación directa con el multimillonario republicano, creyendo que así podrá obtener más concesiones de su parte.
Aunque Pompeo fijó la fecha límite para la desnuclearización en enero de 2021 -el final del primer mandato de Donald Trump-, el presidente dijo el miércoles que no quería «entrar en ese juego». «Si toma dos años, tres años o cinco años, no importa», dijo a la prensa.