Miguel Ángel Dueñas Góchez*
Contaba una persona sobre algo que sucedió por donde ella vivía. “Un hombre fue contratado como motorista, y al llegar a casa con su jefe éste se dio cuenta que había muchas hojas sobre el suelo y alrededores, por lo tanto, le dijo al motorista –ponte a barrer y recoge todas esas hojas que estorban el paso. El motorista le respondió: con todo respeto, pero Ud. me contrató para motorista o chofer, no para barrendero, y creo que tiene personas contratadas para ello”.
Lo mismo creo que sucede en el caso de nuestras servidoras y servidores públicos, quienes representan a la ciudadanía de un país. Me refiero a una invitación hecha por la Asamblea Legislativa el 27 de septiembre del presente año. La cual estaba elaborada en papel membretado pagado por el pueblo salvadoreño, donde literalmente decía: “La Asamblea Legislativa se complace en invitarle al acto de consagración en el marco de la visita del Padre Edonard Marot y la compatriota Alicia Beauvi Sage, quienes acompañan: “La reliquia de Santa Margarita Alacoque”. En una peregrinación por varios países de América Latina, con la misión de consagrar nuestro continente al amor infinito del Sagrado Corazón de Jesús. Este acto se llevará a cabo en el Salón “Gloria Salguero Gross” ubicado en el Centro de Atención Psicológica de la Asamblea Legislativa. Por lo tanto, estos eventos no son nuevos, pues se vienen haciendo desde el año 2008.
La relación con el primer párrafo es que, de acuerdo al chofer, se le pagaba por lo que se le había contratado. En el caso de la Asamblea Legislativa, toma los impuestos del pueblo para servirle a toda la ciudadanía no importando su creencia o no creencia en alguna deidad. Pero al hacer todo lo antes planteado se está anteponiendo una creencia individual a un conglomerado de personas que dan sus impuestos para ser gobernadas por lo que dice la Constitución vigente: “el Estado salvadoreño garantiza el derecho de toda persona a profesar libremente su religión o sus creencias”. Asimismo, que la educación será democrática y se exige que importantes funcionarios públicos sean del estado seglar (el Estado no tiene religión oficial).
* Lic. en Relaciones Internacionales.