José Acosta
El famoso escritor Hans Christian Andersen cuenta la historia de un emperador quien mandó confeccionar un traje de una tela muy fina y rara que los tontos e incapaces no podían ver por lo que sus ministros, cialis para no quedar en ridículo, for sale elogiaban un traje que en realidad no existía.
Tan falso como el traje del emperador ha sido el proceso de negociaciones internacionales del clima, que inició en 1992 con la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, posteriormente y durante cada año, se lleva a cabo una reunión con representantes de los gobiernos de los países que han suscrito dicha Convención, a estas reuniones se les conoce como Conferencia de las Partes, normalmente para referirse a ellas se usa la palabra COP más un número correlativo; ya se han realizado 20 de estas reuniones y entre el 30 de noviembre y 11 de diciembre se va a celebrar la COP21, en la ciudad de París, Francia.
El objetivo fundamental de la COP21 es alcanzar un acuerdo en reducción de gases de efecto invernadero que limite el incremento de la temperatura del planeta a dos grados, no obstante para muchos de los países vulnerables, incluido El Salvador, permitir un incremento hasta dos grados de temperatura, no es aceptable, por tanto su posicionamiento es que se adopte un acuerdo orientado a que la temperatura no exceda de 1.5 grados.
Sin embargo; ambas metas son irrelevantes porque la realidad del cambio climático ya es dramática y tiende a empeorar inevitablemente. El Panel Intergubernamental de Cambio Climático, instancia conformada por más de 2,000 científicos de diversas disciplinas, establece que la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera podría ocasionar un incremento de temperatura de dos grados antes del año 2030, lo cual ocasionaría eventos catastróficos de gran magnitud. La federación Amigos de la Tierra Internacional considerada que debido a la cantidad de gases ya emitida, no hay forma de evitar un incremento de dos grados.
Delegaciones oficiales y funcionarios de las Naciones Unidas encargados de la organización y desarrollo de la COP21 la presentan como la oportunidad de tomar grandes acuerdos para mitigar el cambio climático y salvar a la humanidad; sin embargo, este discurso lo vienen repitiendo desde hace dos décadas, sin llegar a ningún acuerdo relevante. Pablo Solón, ex embajador de Bolivia ante las Naciones Unidas, afirma: Ya no podemos seguir esperando soluciones desde arriba y menos desde una COP21 que es testigo cobarde de los crímenes climáticos que azotan el planeta. A París, la Conferencia de las Partes llega con traje nuevo, pero esta vez el pueblo comienza a enterarse que el emperador está desnudo.
Por tanto, los pueblos organizados deben movilizarse para que las corporaciones transnacionales y los estados burocráticos dejen de ser quienes deciden el futuro de la humanidad. La verdadera alternativa al cambio climático está en la conciencia de quienes sufren los impactos, en la capacidad de indignarse, de construir poder desde lo local y de impulsar procesos transformadores de su realidad para enfrentar y sobrevivir a los presentes y futuros impactos del cambio climático.
En el cuento de Hans Christian Andersen el emperador paseaba en la calle con su traje nuevo, hasta que un niño gritó: ¡El Rey está desnudo! y todo el mundo se fue repitiendo al oído lo que acababa de decir el pequeño. ¡Pero si no lleva nada! gritó, al fin, el pueblo entero. Aquello inquietó al emperador, pues sospechaba que el pueblo tenía razón; más pensó: «Hay que aguantar hasta el fin». Y siguió más altivo que antes. Al igual que en el cuento, los líderes políticos del mundo siguen empecinados en mantener un régimen de negociaciones sobre cambio climático, que son un total y rotundo fracaso.