TULA Así como le digo, check doña Cora… ¡Tenían que llegar hasta nuestro barrio! El otro día ya se apareció una mujer con sus tres hijas.
CORA ¿Ah, sí? ¿Y dices que viene con hijas?
TULA Sí, ya casi son señoritas. Y una está embarazada.
CORA Desde hace tiempo, viene llegando a la ciudad mucha gente del otro lado. Son hombres y mujeres solas o acompañadas, de todas las edades, negras, blancas, indígenas. De todo. Pero nunca se habían instalado en nuestro barrio, tal vez porque estamos un poco lejos del centro de la ciudad. Pero aquí están, ya nos tocó.
CORA La mujer alquiló un cuarto cerca de mi casa. No sé cómo alcanzarían, porque era tan pequeño que no cabrían un par de camas. Todas las mujeres del barrio estábamos curiosas y algo asustadas por esa presencia. Nos daba miedo, pero también lástima.
TULA ¿Y si es de algún grupo armado y se está haciendo pasar por refugiada?
MUJER 1 ¿Y si ella y sus hijas vienen a poner una discoteca de ésas que…?
CORA Por favor, vecinas, si no las conocemos…
MUJER 1 A ésa no, pero a las otras sí.
CORA ¿No sería mejor hablarle?
TULA Yo no, vecina. Esa gente es peligrosa.
CORA Las veía caminar tristes por las calles. Parecía que salían temprano a comer en uno de esos lugares de caridad de la ciudad y luego, no tenían nada que hacer. En una de esas, yo me acerqué. (PAUSA) Buenas tardes, ¿son nuevas en el barrio?
REFUGIADA Pues… sí.
CORA Yo soy Cora, tengo una pequeña pastelería aquí cerca. Vamos, las invito un cafecito.
REFUGIADA Gracias, señora. Gracias.
CORA La mujer me contó por qué había salido de su país, que venía huyendo, que le mataron a su marido. Y cómo quedó embarazada su hija.
REFUGIADA Fue una noche en que asaltaron nuestra finca. Eran varios y no pude defender a mi niña (LLORA)
CORA Me conmovió la historia de esa mujer. Y pensé que entre todas las vecinas podíamos ayudarla con ropa, comida, algo para que vaya pasando. A mis vecinas no les gustó la idea, pero al fin trajeron alguna cosita, más por compromiso conmigo que por solidaridad.
MUJER 1 (REVER) Está bien, doña Cora. Pero que no se acostumbre la mujer, que trabaje.
CORA Le llevé lo recolectado y la mujer agradeció mucho. Los días siguientes ya no las volvimos a ver.
TULA ¿A dónde se irán la mujer y sus hijas? Las veo salir temprano y regresar tarde. ¿No será que ya están en trabajos raros?
CORA ¿Qué quieres decir, doña Tula?
TULA Bueno, son guapas y no tienen marido. Entonces…
CORA Por favor, no digas eso. ¿Acaso las mujeres sólo podemos vendernos para vivir?
TULA No sé. Por la pinta y por la fama.
CORA Me molestó lo que dijo mi vecina. A mí, la historia de aquella mujer me había conmovido, era una víctima más de la ambición de poder de los políticos. ¿Y si fuera lo mismo en nuestro país? Toco madera. Dios quiera que nunca.
CORA No pasó mucho tiempo, cuando la mujer fue a verme.
CORA ¡Qué sorpresa! ¿Qué le trae por acá?
REFUGIADA Mire, señora Cora. Usted es la única persona del barrio que me ha tratado como gente y yo estoy en una situación muy difícil. Mi hija va a tener ese niño y no he conseguido trabajo. Tal vez…
CORA ¿Qué?
REFUGIADA Señora, yo sé pastelería. La podría ayudar. No tiene que pagarme mucho, usted vea, déme sólo la comida. No importa.
CORA Este… no sé.
REFUGIADA Yo sé trabajar, señora Cora. No le va a pesar.
CORA Me quedé cortada. Tenía frente a mí a una extraña pidiéndome trabajo, que la acepte en mi negocio. ¿Qué garantías tenía yo si ni siquiera sabía su nombre? Y (PAUSA) Este… déjeme pensar. Yo tengo que pensarlo, sí.
CORA Se lo conté a Tula y ella puso el grito en el cielo…
TULA ¿Estás loca, Cora? ¿Y si te ha mentido? ¿Y si es huida por narcotráfico? No te metas con gente desconocida. Te puede pesar.
CORA Han pasado varios días y la mujer no ha regresado a verme y yo no me atrevo a buscarla. No sé qué decirle. Una cosa es ayudarla con unas ropitas y otra es admitirla en mi vida diaria, como trabajadora. No sé qué hacer. ¿La acepto? ¿No? Y tú, ¿qué harías en mi lugar?