Isaac Bigio
La corte suprema acaba de ordenar por 8 jueces a favor y 3 en contra que el plan de la primera ministra Theresa May de aplicar el artículo 50 de la Unión Europea para salirse de tal organismo no puede darse sin que el parlamento previamente lo decida.
Originariamente el plan del nuevo gobierno era el de aplicar éste para fines de marzo sin que medie el parlamento y bajo el objetivo de hacer un Brexit duro en el cual UK se saliese totalmente del mercado común, se eliminase el libre tránsito de personas entre estas islas y el continente y se proyectase hacia un régimen de visas para los ciudadanos europeos, lo cual iba a afectar profundamente a la comunidad de habla hispana y portuguesa de UK.
Con esta decisión no se cancela el Brexit pero si se le da al parlamento la potestad de enmendar el programa oficial.
Ciertamente que en las dos cámaras la mayoría de sus 650 diputados y 806 lores votaron por mantenerse en la UE en el referendo pasado, pero ahora no estarían dispuestos a trastocar el veredicto popular. El partido conservador, que tiene una leve mayoría en la cámara de los comunes, no va a querer tumbarse a su propio gobierno y la inmensa mayoría de sus diputados tenderá a respaldar a May.
Sin embargo, el nuevo escenario va a obligar al gobierno a retroceder en muchas de sus iniciales propuestas radicales y desafilar sus ángulos más agudos. De hecho, la estrategia tory usualmente es la de anunciar medidas drásticas con el objetivo de acabar aminorando éstas para llegar a una salida como la que ellos hubiesen siempre querido.
Una nueva batalla se va a dar en las dos casas del parlamento. La bancada escocesa demandará un trato especial para su país e ir hacia un referendo para salirse de UK, especialmente si se da un Brexit duro. Los 9 parlamentarios liberales se sienten envalentonados con su reciente victoria en Richmond y quieren convertirse en el partido que revierta completamente el Brexit. Los pocos parlamentarios nacionalistas de Gales e Irlanda del Norte y los verdes también comparten su rechazo al Brexit.
En Irlanda del Norte acaba de darse un cambio de liderazgo en el Sin Féinn, el mayor partido a nivel de los dos Estados de la isla irlandesa, mediante el cual McGuinness, históricamente ligado al IRA, ha sido relevado por una mujer sin ningún lazo con la anterior guerrilla y cuyo mandato va a hacer un gran bloque para que se mantenga la decisión de la gran mayoría del electorado nor-irlandés de evitar romper con la UE.
Conservadores y laboristas van a actuar divididos. Dentro de los tories hay muchos que quieren preservar el libre mercado y muchos aspectos del libre tránsito. Boris Johnson, el pilar del Brexit, quiere darles ciudadanía inmediata a todos los europeos que viven ahora en UK, mientras que May presiona para visas.
Dentro del laborismo hay parlamentarios, como David Lammy, que quieren promover un nuevo referendo para decidir revertir al anterior y quedarse en la UE, mientras que Corbyn está dispuesto a aceptar el veredicto de las urnas pero protegiendo los derechos laborales y ecológicos que contiene la carta europea, así como el libre movimiento de personas.
Se viene una época de batallas y pujas.