Por Ammar Karim
Bagdad/AFP
El tono se endureció este lunes entre Bagdad y Erbil con la decisión de la Corte Suprema iraquí de suspender el referéndum en el Kurdistán, mientras que el ministro británico de Defensa prevé reunirse con el presidente kurdo, Masud Barzani, para reforzar la presión.
Después de que el Parlamento federal iraquí votara dos veces en contra del referéndum, la instancia jurídica más alta del país decidió suspender la consulta en la región autónoma por considerarla inconstitucional.
«Hemos recibido varias querellas y por eso hemos decidido que había que suspender el referéndum» previsto para el 25 de septiembre, explicó por su parte el portavoz de la Corte, Ayas al Samuk, a la AFP.
Barzani matizó que una victoria del «sí» no comportaría una declaración de independencia inmediata, sino, más bien, «conversaciones serias con Bagdad» para «solucionar todos los problemas». Según los expertos, el referéndum es sobre todo un medio para arrancarle concesiones al gobierno central en los sectores del petróleo y de las finanzas.
El primer ministro iraquí, Haider Al Abadi, afirmó en varias ocasiones estar dispuesto a dialogar con Barzani, aunque en los últimos días endureció el tono y aseguró que podría ordenar una «intervención militar» en caso de amenaza por parte de los combatientes kurdos peshmergas.
Su predecesor, Nuri Al Maliki, ahora vicepresidente, comparó la independencia del Kurdistán con la creación de un «segundo Israel», a lo que el vicepresidente del Parlamento kurdo, Jaafar Aimenky, replicó secamente que «Israel no ha matado a tantos árabes como Nuri Al Maliki durante sus años en el poder».
Y por su parte, Ankara, que lleva meses denunciando el referéndum, inició este lunes un ejercicio militar en la frontera con Kurdistán, asegurando que estaba llevando a cabo, en paralelo, «operaciones antiterroristas en la región fronteriza», escenario de combates cotidianos entre el ejército turco y los separatistas kurdos del PKK.
También va en aumento el miedo a enfrentamientos entre los peshmergas y la miríada de unidades paramilitares que hay por todo Irak si llegaran a disputarse las zonas arrebatadas a los yihadistas.
El influyente comandante chiita Hadi Al Ameri, jefe de la organización Badr, un potente grupo paramilitar iraquí apoyado por Teherán, advirtió en los últimos tiempos sobre una eventual «guerra civil».
Decisión ‘unilateral’
Irán amenazó el domingo con cerrar su frontera con Kurdistán y poner fin a todos los acuerdos de seguridad entre ambos, y que fueron clave para frenar el avance fulgurante de los yihadistas en 2014.
Mientras tanto, otros actores internacionales defendieron el recurso a la diplomacia y al diálogo.
La ONU propuso a Erbil que abandone el referéndum a cambio de ayuda para llevar a cabo unas negociaciones con Bagdad durante tres años, algo a lo que Barzani todavía no respondió.
El ministro de Defensa británico, Michael Falon, tenía previsto reunirse con Barzani este lunes por la tarde para reiterarle que Londres «no apoya el referéndum», que tildó de «error peligroso». Otros países podrían respaldar la propuesta de Naciones Unidas.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, denunció una «decisión unilateral», que «menoscabará» la lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI), dirigida por las fuerzas federales iraquíes y los peshmergas, apoyados por la coalición internacional liderada por Washington.
Pero el presidente kurdo ya ha advertido desde hace meses que no aplazará el referéndum, a no ser que se le propongan mejores opciones para garantizar los derechos de su pueblo, duramente reprimido bajo el régimen de Sadam Husein.