San José/AFP
Autoridades migratorias y de seguridad de Costa Rica y Panamá se reunirán a principios de octubre en territorio panameño para definir un plan de acción ante el creciente flujo migratorio de africanos y haitianos, informó el presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís.
El anuncio lo hizo el mandatario mediante una declaración grabada de prensa desde Nueva York, donde se reunió con su colega panameño, Juan Carlos Varela.
Ambos participan en un foro de alto nivel sobre movimientos masivos de refugiados y migrantes, organizado por Naciones Unidas.
«Hemos acordado reunirnos en la ciudad de Boquete en Chiriquí (occidente de Panamá) a principios de octubre con nuestros equipos de seguridad nacional y de Migración para establecer un plan de acción, un cronograma que haga posible que ese trabajo que hemos venido haciendo se prolongue en el tiempo», anunció Solís tras el encuentro con Varela.
«Costa Rica y Panamá desde hace ya bastantes meses estamos trabajando cada vez en forma más estrecha en temas migratorios y de seguridad, esto nos ha permitido ordenar mucho el flujo por nuestras fronteras», expresó.
Solís dijo que el flujo migratorio, «que no se origina aquí sino en el sur, en Brasil particularmente», es una realidad que «no nos inventamos» pero de la cual «somos también responsables».
Costa Rica ha recibido desde abril pasado a cerca de 10.000 migrantes, en su mayoría haitianos, de las cuales más de 4.500 permanecen en el país, debido a la negativa de Nicaragua de permitirles pasar por su territorio.
Los migrantes, que en su mayoría vienen en viaje terrestre desde Brasil, pretenden llegar a Estados Unidos en busca de oportunidades de empleo y de una mejor vida.
Hace una semana, el ministro de Comunicación del gobierno costarricense, Mauricio Herrera, señaló que el principal foco de preocupación está en el puesto fronterizo de Peñas Blancas, entre Costa Rica y Nicaragua, donde se han aglomerado 2.500 personas que invadieron terrenos y permanecen en condiciones precarias bajo carpas de plástico.