San José/AFP
Marco Sibaja
Los costarricenses acudieron en masa a votar el domingo en la primera vuelta para escoger al presidente por los próximos cuatro años, sin claro favorito y con el trasfondo de un debate sobre el matrimonio homosexual que ha provocado una sacudida religiosa.
El ambiente de votación comenzó frío, pero entró en calor con el transcurso del día, hasta formarse grandes filas en la mayoría de los más de 6.600 centros electorales, donde voluntarios de los partidos recibían a los ciudadanos para convencerlos de apoyar a sus candidatos.
El presidente del Tribunal Supremo Electoral, Luis Antonio Sobrado (TSE), dijo que la primera mitad de la jornada transcurrió sin incidentes y mostró una enorme participación de los votantes.
«La noticia es que no hay noticia», dijo Sobrado a periodistas en informe sobre la marcha de la jornada.
Nelia Araya, una estudiante de 20 años que vota por primera vez, dijo estar «un poco nerviosa» al llegar a sufragar al Liceo Luis Dobles Segreda, aledaño al Parque Metropolitano La Sabana, de la capital.
Está preocupada por el surgimiento de un candidato con «discurso homofóbico».
«Yo convencí a todos en mi casa de que voten para que no gane alguien que quiere quitarle derechos a la gente», agregó la estudiante universitaria.
Su preocupación refleja el surgimiento en las encuestas del diputado y predicador evangélico Fabricio Alvarado, amparado en un discurso de rechazo al matrimonio homosexual que acaparó el debate político en la recta final de la contienda.
Alvarado, de 43 años, quien hasta diciembre no pasaba de 3% de apoyo en las encuestas, fue recibido por una multitud de simpatizantes que llegó a saludarlo y tomarse fotos con él cuando acudió a votar en el cantón de Desamparados, al sur de la capital.
«Finalmente tenemos un candidato que comparte nuestros valores», dijo Delfina Reyes, una maestra pensionada que fue a saludar a Alvarado, cuyo mantra en la campaña ha sido la defensa de «la familia» y los «valores y principios» cristianos.
Por el contrario, ocho mujeres fueron a votar en diferentes mesas vestidas con trajes que recuerdan la serie «The handmaid’s Tale», que relata una sociedad futurista en la que las mujeres han perdido sus derechos, como una forma de protestar contra lo que consideraron «una amenaza fundamentalista».
En una declaración divulgada por las manifestantes por internet dijeron que «os manifestamos a favor de un estado laico, que celebre todas las libertades, porque todavía falta mucho trabajo para llegar a una verdadera igualdad».
Encuestas de opinión muestran niveles de indefinición nunca antes vistos en la recta final de una elección en Costa Rica.
Una consulta del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) divulgada el 31 de enero señaló que 36,5% de los electores no saben por cuál de los 13 candidatos votar, más del doble del 17% de apoyo para Alvarado – postulado a la presidencia por el partido Restauración Nacional-, que lidera los sondeos.
Le siguen el exdiputado y abogado Antonio Alvarez, de 59 años, del tradicional Partido Liberación Nacional (PLN, socialdemócrata) con 12,4% y el exministro y periodista Carlos Alvarado (38), del gobernante Partido Acción Ciudadana (PAC, centro), con 10,6%.
Si ninguno alcanza al menos 40% de los votos, habrá una segunda ronda electoral el 1 de abril.
Costa Rica también votará este domingo por los 57 diputados de la Asamblea Legislativa.
Religión, corrupción y crimen
Casi 32.000 personas están registradas para votar en 52 consulados en el mundo.
Fabricio Alvarado se disparó en las intenciones de voto por su postura contraria al matrimonio homosexual, luego de que la Corte Interamericana de Derechos Humanos se declarara a favor de ese tipo de uniones, en una opinión emitida el 9 de enero.
El politólogo Felipe Alpízar, director del CIEP, explicó a la AFP que el apoyo al diputado evangélico se explica por la tendencia conservadora de la sociedad costarricense, que en proporción de dos a uno se posiciona contra temas como el matrimonio homosexual, el uso recreativo de la marihuana y el estado laico.
«Puede ser una cosa coyuntural, no necesariamente se va a mantener en el tiempo, pero (esa tendencia) explica buena parte del crecimiento de Alvarado», comentó Alpízar.
Antes de la opinión de la Corte Interamericana, la elección estuvo dominada por el rechazo a la corrupción, provocado por un escándalo con la importación de cemento chino, que reveló una red de tráfico de influencias en los tres poderes del Estado.
También la inseguridad motivó la intención de voto ante un drástico aumento en el número de homicidios, que en 2017 alcanzó 12,1 por cada 100.000 habitantes, el más alto en la historia del país.
Con esos temas en la agenda, el abogado penalista Juan Diego Castro, del minúsculo Partido Integración Nacional, se perfiló hasta diciembre como el favorito de los electores, pero su discurso de mano dura se agotó en la recta final de la contienda.