Alberto Romero de Urbiztondo
Twitter: @aromero0568
El pasado miércoles 13 de mayo, muchos de nosotros vimos pasar un helicóptero por encima de nuestros pueblos y ciudades. La asociación religiosa Heraldos del Evangelio organizó un recorrido por las principales ciudades de El Salvador, llevando una imagen de la virgen de Fátima, una de las denominaciones que la tradición católica da la figura bíblica de María.
En el marco del carácter laico del Estado existente en nuestro país, pudieron desarrollar esta actividad y propagandizarla ampliamente. Sin embargo, el realizar este ritual en el marco de la pandemia de COVID-19 que enfrentamos, añadía un mensaje no explicito pero poderoso. Frente al avance del virus que nos amenaza, la imagen sobrevolando el pais, representaba el llamado a la intervención de la divinidad para protegernos de los contagios. La amplia liberta religiosa que garantiza el carácter laico del Estado, permitió también que muchas personas desde su respectivos lugares y creencias, sintieran que les proporcionaba protección ante el avance de una enfermedad que provoca miedo e inseguridad al ser todavía muy desconocida y para la que aun no existe una vacuna o tratamiento medico efectivo.
El profundo respeto que sienta hacia el derecho de estas personas a tener sus propias creencias, no me inhibe de poder expresar los riesgos que veo en estas manifestaciones rituales, que envían el mensaje de que solo la protección divina nos puede salvar ante el poco resultado que parecieran tener las medidas de prevención, que en base a la evidencia medica, se están aconsejando.
El Estado debe respetar el derecho de cada persona a las practicas religiosas que considere ante la pandemia, pero es importante que realice una información transparente, basada en evidencia científica que nos permita conocer lo que la ciencia ya sabe sobre esta enfermedad y que acciones podemos y debemos de realizar para evitar nuestro contagio y la propagación en la sociedad, explicando y permitiendo que comprendamos las razones científicas que las sustentan. Unirnos como sociedad con un mismo conocimiento compartido para enfrentar la pandemia, independientemente de las creencias que cada uno podamos tener.