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Miguel Ángel Dueñas Góchez*
En un reality show de TV (Caso Cerrado) se presentaba una pareja donde el hombre solicitaba la custodia de su bebé de seis meses. Él y su esposa pertenecían a una secta espiritual llamada Vampirismo (las leyendas sobre personas bebedoras de sangre se remontan a miles de años atrás, la figura moderna del vampiro fue resumida en la novela de 1897 “Drácula”, del autor irlandés Bram Stoker, basada en cuentos populares de Europa Oriental del siglo XVIII. Editado en español por Esteban Israel), pero luego ya no le pareció practicar esos rituales cuyo símbolo es el vampiro, y se cambió al clan de “Los lobos”, quienes, según él, son más cercanos a la naturaleza y tratan de parecerse lo más posible a su guía, que es el animal, aunque ambas especies se alimentan de lo mismo y se creen inmortales.
La mujer se había quedado sin cambiar de secta (vampirismo), pues se consideraba vampiresa y, por lo tanto, con su nueva pareja de la misma creencia y pensamiento; no permitían visitas del padre biológico por ser parte de un grupo, clan o pensamiento diferente, tildándolo de traidor a su iniciación.
Al final del caso, se determina que la custodia del niño no puede estar bajo la madre y tampoco se le entrega al padre biológico, por carecer ambas personas de seriedad o capacidad para responsabilizarse de la criatura, considerándoseles inmaduros y vivir con una mentalidad de Halloween.
La referencia a ese programa televisivo es porque creo que debería establecerse una ley donde la niña o el niño decida, cuando tenga uso de razón, si ser o no parte de algún grupo y si creer o no en deidades aceptadas por sus progenitores.
“Llevar a los niños a la iglesia sería una violación de los derechos humanos”, afirman los responsables por el Comité de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño. Esta noticia que ha pasado de bajo perfil, tiene al Reino Unido y a otros países en un fuerte debate sobre la continuidad de las costumbres religiosas y el rol mismo de las Naciones Unidas.
(http://blogs.eltiempo.com/colombiador/2016/07/06/podemos-los-padres-definir-la-religion-de-nuestros-hijos/)
* Lic. en Relaciones Internacionales.
