Por Karim Talbi y Mike Mainville
Simferopol/AFP
El parlamento de Crimea aprobó el martes una declaración de independencia de Ucrania, try citando el ejemplo de Kosovo, antes del referéndum de anexión a Rusia previsto para el próximo domingo.
Esta nueva escalada de tensión en la peor crisis europea en décadas coincide con la reaparición del expresidente, destituido y huido a Rusia, Viktor Yanukovich, con una declaración en que aseguró que volverá a Kiev y reiteró que es el dirigente legítimo el país
En el parlamento regional de Crimea, la península de mayoría de habla rusa a la que Moscú ha enviado a miles de hombres, 78 de los 81 diputados adoptaron una «declaración de independencia» que según ellos se ajusta al derecho internacional.
Los parlamentarios citaron como ejemplo el precedente de la independencia de Kosovo para justificar su iniciativa.
«La República de Crimea será un Estado democrático, laico y multinacional, que se comprometerá con mantener la paz y el entendimiento multiétnico e interconfesional sobre su territorio», indica la declaración.
En caso de que el referéndum convocado para el domingo apruebe la anexión a Rusia, «la república de Crimea como Estado independiente y soberano pedirá la adhesión a la Federación Rusa».
Las fuerzas rusas, que ocupan Crimea desde finales de febrero, controlan ahora los puntos estratégicos de la península ucraniana, donde el «primer ministro» de Crimea, Serguii Axionov se, ha autoproclamado jefe del ejército.
Los dos millones de habitantes de Crimea, en su mayoría de habla rusa, han visto cómo los canales rusos han reemplazado a los ucranianos en la televisión. La radio militar ucraniana también dejó de emitir.
En el aeropuerto de Simferopol, cosacos registran a todos los pasajeros que llegan procedentes del norte y sólo están autorizados a aterrizar los vuelos procedentes de Moscú.
Al otro lado del mar de Azov, en Rostov del Don, en Rusia, el expresidente Yanukovich apareció este martes ante las cámaras por segunda vez desde su destitución a finales de febrero.
«Sigo siendo no sólo el único presidente legítimo de Ucrania sino también el comandante en jefe», dijo. «En cuanto las circunstancias lo permitan -y estoy seguro de que no habrá que esperar mucho- regresaré sin duda alguna a Kiev», agregó el presidente destituido tras tres meses de manifestaciones que dejaron un centenar de muertos.
«Me dirijo a la comunidad internacional: nadie tiene derecho a apoyar un golpe de Estado», añadió Yanukovich, y calificó al nuevo poder prooccidental de «banda» compuesta por «ultranacionalistas y neofascistas».
Sin embargo, pareció en desacuerdo con el Kremlin e indicó lamentar «que Crimea se despegue» de Ucrania.
«Vamos a superar estos disturbios […] El país va a reponerse y recobrar su unidad», aseguró.
Incomprensión mutua
La incomprensión es mutua entre rusos y occidentales sobre la cuestión ucraniana. El miércoles, el primer ministro ucraniano, Arseni Yatseniuk, viaja a Washington para buscar el apoyo de Barack Obama y frenar el referéndum.
El primer ministro británico, David Cameron, dijo que «la crisis en Crimea era una prueba para Europa», en una entrevista al diario alemán Bild, que se publica el martes.
Francia por su parte amenazó con nuevas sanciones, puede que empezando «esta semana», contra Rusia si no responde a las propuestas occidentales para frenar la escalada de tensión en Ucrania.
Washington acusa a Moscú de no tomar en cuenta las propuestas para salir de la crisis. El Kremlin por su parte ha lanzado una contraofensiva diplomática.
«Todo está formulado hacia un presunto conflicto entre Rusia y Ucrania», declaró el ministro de exteriores ruso, Serguei Lavrov, y reiteró que las actuales autoridades ucranianas llegaron al poder por medio de un «golpe de Estado».
Otra señal de la extrema tensión entre Moscú y Washington es la decisión del Secretario de Estado norteamericano, John Kerry, de excluir de facto un encuentro con Lavrov mientras no haya acuerdo sobre el contenido de las conversaciones.
En este contexto, el ministro de defensa ucraniano, Igor Teniuk, indicó que conforme a las instrucciones del presidente interino Olexandre Turchinov, había movilizado a las unidades de alerta.
La OTAN por su parte decidió desplegar aviones de reconocimiento de tipo AWACS sobre Polonia y Rumania.