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Crimen organizado, armas e impunidad impulsan tasa de homicidios en América Latina

Por Guillermo Barros
México/AFP

El crimen organizado, viagra la impunidad y un uso cotidiano de armas explican los altos niveles de asesinatos en América Latina exhibidos esta semana en el informe de la ONU sobre homicidios en 2012, señala su delegado para la región, Antonio Mazzitelli.

América Latina copó los cinco primeros lugares del ránking mundial de homicidios ese año: Honduras (90,4 por cada 100.000 habitantes), Venezuela (53,7) Belice (44,7), El Salvador (41,2) y Guatemala (39,9).

El continente en su conjunto fue escenario de 157.000 homicidios, cerca de un tercio de los 437.000 que se cometieron en el mundo, mientras en Europa se perpetraron 22.000, según el informe de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés).

«En las Américas hay dos elementos a tener en consideración. Primero, la historia de violencia que ha marcado los últimos 15 o 20 años (…) y segundo la combinación del impacto del crimen organizado y del crimen común», explica Mazzitelli en una entrevista con la AFP.

El crimen organizado, principal generador de la violencia, causa estragos en numerosos países. Mazzitelli explica el triste liderazgo de Honduras a partir de una gran presencia de organizaciones narcotraficantes extranjeros, entre ellas mexicanas y colombianas, que convirtieron al país en su base de operaciones en Centroamérica.

La otra causa de la elevada cifra de homicidios en Honduras es la particular estructura de sus maras o pandillas.

«La experiencia que se dio en El Salvador con la tregua, que produjo una reducción importante de los homicidios, no tuvo el mismo éxito en Honduras. Quizás porque allí las maras tienen una estructura menos jerárquica, menos unitaria que las salvadoreñas», expone Mazzitelli, representante de la UNODC en México y delegado para comentar la parte latinoamericana del informe.

Con todo, Mazzitelli rechaza que haya una relación directa entre el tráfico de drogas y los homicidios en la región.

«El buen narcotraficante raramente utiliza la violencia. Es el mal narcotraficante quien la emplea porque no tiene la experiencia, los contactos, la sabiduría de un empresario cuyo objetivo es trasladar un producto de un punto a otro», señala.

En los casos de México (21,5 homicidios por cada 100.000 habitantes) y Colombia (30,8), los cárteles se han transformado mayoritariamente en grupos de control de territorios para la comisión de otros delitos, «maximizando las rentas predatorias y parasitarias», advierte.

«Elevada tasa» en Venezuela

La tasa de homicidios en 2012 de Venezuela (53,7), la primera de Suramérica y lejos de la segunda, que se registra en su vecino Colombia, está menos ligada al crimen organizado, advierte el delegado de la UNODC, que para este país empleó datos de grupos de la sociedad civil, la Organización de Estados Americanos (OEA) e informes oficiales brindados a la ONU.

Los datos de la ONU sobre violencia en Venezuela, uno de los principales motivos de las protestas callejeras de los últimos meses, indican que la tasa de homicidios se incrementó en 2012 respecto a los 47 por cada 100.000 habitantes de 2011.

La «elevada tasa» de Venezuela se relaciona con «el uso de la violencia durante la comisión de delitos ordinarios, como un robo que termina en homicidio por la presencia de armas y por la violencia de los operadores. No tanto por parte de organizaciones criminales estructuradas», afirma.

«El crimen ordinario como el robo o peleas o riñas, que en otros escenarios no resultan en un homicidio, en este continente en muchos casos acaban así (…) Hay un bajo apego a las reglas de convivencia y una falta de confianza en las instituciones», argumenta.

En América Latina el 60% de los asesinatos son cometidos con un arma de fuego. La diferencia es su uso porque «hay otros lugares en el mundo donde también hay muchas armas y las tasas de homicidio son menores», matiza.

El mal funcionamiento y la saturación de la justicia también garantiza la impunidad de crímenes. Con datos de 11 países americanos, el informe señala que de cada 100 homicidios, 76 no acaban en una condena.

Pero Mazzitelli señala otras deficiencias institucionales, como la gravísima inseguridad en las cárceles.

«En las Américas, la tasa de homicidios dentro de un establecimiento carcelario es tres veces más alta que la misma tasa fuera», alerta.

Mazzitelli también llama a estudiar las experiencias exitosas contra la violencia que existen en la región, entre las que cita la aplicación de la «ley seca» en importantes municipios de Colombia, la policía comunitaria de Sao Paulo y el plan social de la mexicana Ciudad Juárez.

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