Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino
“Fui una de las primeras becadas de Paul y Sharon Kendall, a través de la Fundación Share y CRIPDES, y para mí como beneficiara de esas becas era muy importante. Porque era difícil, como mujer y de la zona rural, soñar lograr un carrera universitaria”, dijo Maritza Amaya, abogada de la república.
Y añadió “En El Salvador hay muchos hombres y mujeres con muchas dificultades para acceder a estudios de educación superior -me consideró afortunada- que fui de las mujeres que fuimos becadas. Recordemos, los escasos recursos económicos y vivir en una zona rural, agrava las condiciones para dedicarse a estudiar a San Salvador, en donde se concentran las universidades”, testimonió Maritza Amaya en la inauguración de la “Casa Universitaria” .
La Casa Universitaria, es una obra que recibirá a 17 estudiantes de la zona rural para iniciar funciones el próximo mes de agosto, construida a través de los lazos de solidaridad entre CRIPDES y la Fundación SHARE El Salvador, que durante más de cinco décadas han tejido un “vínculo solidario” con la población más vulnerable de la zona rural del país.
“Recuerdo que estando todavía en la Universidad (UES), no me lo podía creer que ya estaba en camino a mi sueño, que era una carrera universitaria, siendo una persona de escasos recursos económicos. Estas son oportunidades que nos dieron a nosotros y es importante que continúe esta ayuda que beneficie a nuevas generaciones”, expresó Amaya.
Paul y Sharon, ciudadanos estadounidenses, por más de cuatro décadas han estado vinculados al trabajo social y solidario de la Fundación SHARE y CRIPDES, tomando a cada uno de los becados como sus hijos e hijas, facilitándoles becas completas de estudios, vivienda, alimentación y transporte a jóvenes de la zona rural que son escogidos por las Juntas Directivas de las comunidades en donde trabaja CRIPDES territorialmente.
Lorena Martínez, presidenta de CRIPDES, reconoció el compromiso de su organización con las familias de escasos recursos económicos que guardan la esperanza de que sus hijos o hijas logren una carrera universitaria y generar un cambio en sus vidas.
“Esta experiencia de formarse académicamente para llegar al mercado laboral, pero sin olvidar su compromiso social y devolver a las comunidades tanto conocimiento a las comunidades que tanto necesitan”, afirmó.
“Esta Casa Universitaria tiene una inversión de alrededor de 400 mil dólares, y está para darle dignidad a estos jóvenes estudiantes. Y eso no hubiera sido posible si no fuera con el aporte y apoyo importante de Paul y Sharon Kendall, quienes han acompañado a más de 60 becarios para que culminen sus carreras profesionales”, indicó Martínez.
Este proyecto es una alternativa real para las familias rurales ante la falta de oportunidades de lograr estudios universitarios y una residencia en la ciudad para estar cerca de su área de formación académica. Y, que a su vez, garantiza el derecho a la educación, una prerrogativa fundamental para el ser humano y reconocido por Naciones Unidas (ONU).
CRIPDES detalló algunas estimaciones de los gastos de los estudiantes universitarios provenientes de la zona rural como el transporte y movilidad durante un ciclo de estudios, que estiman en 1, 200 dólares al año. Y si decide residir en la ciudad deberá contar con una inversión de alrededor de tres mil dólares para el pago de pupilaje. Y que consideran uno de los mayores obstáculos a los estudios superiores.
“La Casa Universitaria” cuenta con 9 habitaciones dormitorio en donde se instalaran 17 jóvenes, así como 6 baños. Y áreas comunes como un centro de computo con 12 equipos completos con servicio de internet; una biblioteca y áreas de lavandería, una cocina – comedor comunitario, 2 salas de estar para socialización y convivencia.
En cuanto a su funcionamiento la presidenta de CRIPDES manifestó que a la “Casa Universitaria” se destinará una inversión anual superior a los 25 mil 700 dólares para el pago de servicios básicos, internet, vigilancia, y el administrador.
“El proyecto cuenta con los reglamentos internos que certifican el buen funcionamiento de la Casa Universitaria, es así que se tiene un plan de sostenibilidad con el que se garantiza el mantenimiento rutinario de la infraestructura“, acotó.
“También un reglamento de convivencia que establece normas y compromisos que los becados deberán cumplir; un reglamento del Comité Operacional que establece las funciones y atribuciones del comité”, acotó Martínez.
El funcionamiento de la Casa Universitaria está bajo la “vigilancia” de un Comité integrado por los liderazgos comunitarios y representantes de las organizaciones CRIPDES y SHARE , colectivo que será el responsable de dictaminar el reglamento interno disciplinario para su funcionalidad.
CRIPDES y SHARE también desarrollan otros proyectos sociales en beneficio del sector juventud, entre los que destacan: otorgamiento de becas a estudiantes de bachillerato y universitarios, talleres de mecánica para motocicletas, barbería, cosmetología, cocina internacional, derechos humanos y derechos sexuales y reproductivos.
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