Por Abdul Hadi Habtor/ Riad/AFP
La crisis diplomática entre Arabia Saudita e Irán, rx fuente de una gran preocupación internacional, prescription se amplió el martes con la decisión de Kuwait de llamar a consultas a su embajador en Teherán.
Kuwait, que denunció «una grave violación de los compromisos internacionales» por parte de Irán, tomó esa decisión al día siguiente de que el Consejo de Seguridad de la ONU condenara el ataque de la embajada saudita en Teherán.
Irán minimizó el martes el efecto de la ruptura de relaciones diplomáticas decidida por Arabia Saudita, Baréin y Sudán y los llamados a consultas de Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos.
«La ruptura de relaciones de Arabia Saudita y sus vasallos no tiene ningún efecto en el desarrollo de Irán», declaró el portavoz del gobierno iraní Mohamad Bagher Nobajt.
La embajada saudita en Teherán así como un consulado del noreste del país fueron atacados por manifestantes enfurecidos por la ejecución el sábado por «terrorismo» de un dignatario chiita, Nimr al Nimr, en Arabia Saudita.
El Consejo de Seguridad de la ONU manifestó el lunes «su profunda inquietud ante esos ataques» y pidió a Irán que «proteja las instalaciones diplomáticas y consulares y el personal».
La declaración adoptada por unanimidad por los 15 miembros del Consejo pidió al gobierno iraní que «respete plenamente sus obligaciones internacionales».
En cambio, el Consejo no mencionó la ejecución del clérigo chiita.
El presidente iraní Hasan Rohani declaró el martes que Arabia Saudita no podía responder «a las críticas cortando cabezas».
«Espero que los países europeos que siempre reaccionan en los temas vinculados a los derechos humanos cumplan con su deber», agregó el presidente iraní.
La delegación de Irán ante la ONU dirigió una carta el Consejo comprometiéndose a «adoptar las medidas necesarias para evitar que ocurran incidentes similares en el futuro» y recordó que Rohani había condenado los ataques a la embajada y un consulado.
El lunes el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, mantuvo conversaciones telefónicas con los ministros de Exteriores de Arabia Saudita e Irán y los exhortó a «evitar cualquier acción que pueda agravar aún más la situación», indicó su portavoz.
El martes, el mediador de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, inició en Arabia Saudita contactos tendientes a reducir la tensión.
De Mistura viajará a mediados de la semana a Teherán donde, además de la guerra civil en Siria, discutirá con el gobierno iraní de la crisis diplomática actual.
De Mistura considera que «la crisis en las relaciones entre Arabia Saudita e Irán es muy preocupante» y puede tener «una serie de consecuencias nefastas en la región», declaró el portavoz de la ONU Stéphane Dujarric.
Arabia Saudita e Irán son dos protagonistas importantes en la guerra en Siria. Riad financia y arma a los grupos rebeldes, mientras que Teherán apoya al presidente sirio Bashar al Asad con hombres en el campo de batalla.
También son antagonistas en Yemen, donde Irán apoya materialmente a la rebelión chiita hutí, mientras que Arabia Saudita lidera una coalición militar árabe de apoyo al gobierno y envió tropas al campo de batalla.
A pesar de los temores, el embajador de Arabia Saudita en la ONU, Abdalá al Mualimi, dijo que la crisis diplomática no tendrá un efecto negativo en los esfuerzos para resolver los conflictos regionales.
«De nuestro lado, no tendrá ningún efecto porque continuaremos trabajando muy duro para apoyar los esfuerzos de paz en Siria y Yemen», dijo el diplomático.
Mualimi criticó la posición de Irán en esos dos conflictos.
«Ellos han tenido posiciones provocativas y negativas» y «no creo que la ruptura de relaciones vaya a disuadirlos de tal comportamiento», dijo el diplomático.
La crisis «va a disminuir aún más las expectativas ya bajas» de las conversaciones sobre Siria previstas a fines de enero, indicó Noé Bonsey, un analista del International Crisis Group.
«Para obtener una solución política en Siria los Estados clave que apoyan a cada campo deberían hacer concesiones recíprocas y presionar a sus aliados» y, por ahora, «las cosas van en un sentido inverso», dijo Bonsey.