Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino
“Cuando se pone esa masa fea (cisnobacterias), nos impacta a las comunidades que nos abastecemos de esa agua”, dijo Celina González, lideresa de Coatepeque.
La petición ciudadana se repite como en distintos territorios del país. Ahora, son las comunidades de Lago de Coatepeque, Santa Ana, las que exigen al gobierno garantizar el “derecho humano al agua”.
Las comunidades exigen, además, cumplir con las declaratorias, marcos normativos y los mandatos de protección del medio ambiente.
“Nosotros sólo queremos que remedien está situación. Queremos una solución viable y lo primero es agua potable para los caseríos, porque no tenemos agua. En mi caserío son 2 kilómetros los que debemos caminar”, para obtener agua potable, agregó González.
El Lago de Coatepeque da cobijo a alrededor de 20 mil habitantes, que en su mayoría no tienen acceso al agua potable y tampoco a los alimentos que produce este cuerpo de agua, debido a la alta concentración de metales pesados y aguas servidas qué van a sus aguas.
La bióloga Cidia Cortés, integrante de la Asociación de Mujeres Ambientalista de El Salvador (AMAES), y el Movimiento Ecofeminista de El Salvador, se han sumado a los esfuerzos de las mujeres del lago Coatepeque en la defensa del derecho humano del agua.
Y de este cuerpo de agua. Cortés, señaló en su exposición que según varios análisis microbiológicos realizados en el lago Coatepeque, durante los últimos años han señalado contaminación por arsénico en sus aguas.
El consumo de agua con arsénico puede causar cáncer y lesiones cutáneas. También puede provocar enfermedades cardiovasculares y diabetes, explicó la bióloga Cidia Cortés.
“Esta contaminación del lago de Coatepeque ha generado un desequilibrio a su ecosistema, y vulnera los derechos ambientales, económicos, sociales y culturales
de la población que habitan en la cuenca”, dijo.
Celina González, líderesa comunitaria, lamentó, que ahora es más difícil la vida en el lago de Coatepeque.
“Nacimos aquí, y ahora por el turismo no podemos llegar a este porque todos los terrenos alrededor están privatizados por gente que ha construido grandes casas.
Y han contaminado sus aguas por las aguas servidas qué están tirando al lago”, afirmó.
“Yo vivo a 3 kilómetros de lago, en la cuenca, pero no contamos con el recurso del agua en nuestras casas. Y si bien el turismo es bueno, pero no el que contamina, porque esos acaban con los peces”, agregó González.
González señala que la contaminación por “basura de los negocios y ranchos”, alrededor de este de cuerpo agua, no están siendo reguladas por las autoridades gubernamentales. Se está violentando su ecosistema, y prefieren considerarlo un “recurso de explotación”, y no el bien natural compartido que debe ser protegido, manifestó González.