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CRISIS FINANCIERA

Luis Arnoldo Colato Hernández
educador.

La pandemia que nos azota ha tocado virtualmente todo el quehacer humano, al grado de trastornar gravemente al orbe.

Y es que la pandemia afecta por ejemplo las cadenas de abastecimiento, superándolas, observándose en consecuencia enormes filas de vehículos cargueros simplemente estacionados, sin movilizar sus cargas, redundando en un sensible aumento del coste y negando su acceso.

Para ponerlo en contexto, a nosotros nos significa un aumento de la canasta básica de hasta el 37% [MINECH/los lácteos por ejemplo], lo que, por supuesto ha impactado negativamente los ingresos de la familia salvadoreña, reduciendo sensiblemente nuestro poder adquisitivo.

Así para el caso, los recientes aumentos al salario, del que el gobierno hizo gala y pompa, no son ya recordados por nadie, pues casi de inmediato fueron superados por el voraz mercado que, sin control de aquel, anulo cualquier efecto positivo de los mismos.

Entonces, repostando nuestra memoria al momento más álgido de la pandemia, recordaremos que al encierro que siguió como respuesta estatal a la crisis, sumo el abastecimiento alimentario que se entregara a las comunidades para suplirlas.

No hubo empero, ningún esfuerzo estatal, pues claramente no es una prioridad de este gobierno, por recuperar nuestra economía.

Nuestra economía, en razón de la lejanía territorial de las rutas comerciales que siempre tienen en el Atlántico su principal vía de trasiego, como de los intereses que la caracterizan, siempre ha sido sesgada por la visión unilateral de las élites financistas, quienes han impuesto al estado la ruta a seguir.

En consecuencia, los giros estratégicos de nuestra economía siempre han tenido el solo propósito de beneficiar a las tales élites.

Así por ejemplo el monocultivo del café, que en su día solo benefició a los “14 grandes”, tiene ahora su equivalente en el monocultivo de la caña, que como aquel hace mas de cien años, sigue solo beneficiando a unos cuantos, por ley.

Entonces el ejemplo desnuda un escenario en el que a la crisis global debemos sumar el modelo local.

Así las cosas, el que los proyectos en materia financiera del actual gobierno no logren ningún despegue, y el beneficio de estos se suscriban a un reducido grupo, no debe considerarse sorpresa, pues es el propósito.

Para el caso, el que los organismos financieros multilaterales como el FMI recomienden al presente gobierno corregir su ruta económica, no tiene solo el propósito el respaldar al dólar como moneda dominante global, sino además atajar el intento suicida del actual gobierno por bitcoinizar al país, no por las razones expuestas, sino porque simplemente al hacerlo, el país no podrá pagar su deuda.

Entonces, conquistar la soberanía económica no pasa por hacer circular una moneda que no sea el dólar, sino recuperar los procesos productivos de carácter semi e industrial, que supone sumar las diferentes capas sociales al fenómeno económico, abandonando la estrategia de generación de parasitismo social, para finalmente allanar el horizonte que nos permita como sociedad, decidir de acuerdo a los intereses comunes, construyendo una sociedad más equitativa, justa, democrática y verdaderamente soberana.

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