Quito/PL
La expresidenta de Argentina Cristina Fernández insistió en esta capital en la importancia de la unidad latinoamericana ante los ataques que reciben hoy los gobiernos progresistas de la región.
‘Esta región ha producido procesos de inclusión social, como no se había visto durante todo el siglo XX’, precisó la líder en una conferencia magistral en el marco del III Encuentro Latinoamericano Progresista, que sesiona tres ciudades ecuatorianas, Quito, Guayaquil y Montecristi.
Según explicó, los pueblos, sujetos transformadores sociales y sus líderes, supieron construir una unidad e integración que permitió neutralizar procesos destituyentes en momentos difíciles en Bolivia y Ecuador.
La relación de fuerzas que existía entonces y por la cual fueron truncados los ataques e intentonas golpistas, no fue suficiente para impedir, por ejemplo, la destitución de Dilma Rousseff en Brasil, bajo la apariencia de un golpe institucional, señaló.
Sobre ese episodio, en el cual Rousseff fue separada de su cargo luego de un golpe de estado parlamentario, estimó que no fue debido al tamaño de ese país, sino porque es evidente como el eje Brasil-argentina ha sido relevante, en toda la historia, para imprimir su ritmo a la región.
Por eso indicó la importancia de analizar los elementos nuevos que surgieron a partir del cambio en la relación de fuerza en la región.
Se puede ver claramente los hilos del plan que Rafael Correa ha denominado nuevo Plan Cóndor, comparado con el mecanismo, aplicado anteriormente cuyo un hilo conductor era América Latina, consideró.
Fernández explicó cómo ha surgido en estos años una articulación entre los medios hegemónicos de comunicación concentrados, procesos de judicialización y al mismo tiempo, una transformación que demanda nuevas miradas.
‘Evidentemente ha sido estudiado desde afuera y muy bien como pivotear sobre lo que son las nuevas clases incorporadas al proceso económico, a la movilidad social, con sofisticados instrumentos y apelaciones, inclusive desde lo sociológico y lo psicológico’.
En su criterio, la meta es lograr que haya en segmentos de la población sustancialmente favorecidos por los procesos económico-políticos, una suerte de disociación entre su situación personal y los proyectos políticos que le permitieron acceder a esa mejor calidad de vida.
A su juicio, hay un amplio espectro que debe volver a confluir porque fueron articulándose divisiones y es necesario discutir, debatir, pero también accionar.
‘Si algo no podemos permitirnos quienes accedimos e ingresamos a la política con una profunda voluntad de transformación, de cambio, de igualdad, de bienestar para las grandes mayorías, lo único que no podemos permitirnos es equivocarnos’, aseveró.
‘Que puede haber retrocesos, puede haberlos. Muchas veces para poder saltar más lejos y fuerte hay que dar un paso atrás para tomar envión y saltar’, concluyó.