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Crónica de la violencia de género T. P. Mechín en Aztlán

Rafael Lara-Martínez

Tecnológico de Nuevo México

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Desde Comala siempre…

 

Dedicado a las mujeres que sufren detención arbitraria…   Un fragmento de su (pre)historia olvidada…

 

Abstract: fiction —poetics in Aristotelian terms— expresses the long durée of gender violence…

 

Fechada en un año crucial de la historia salvadoreña (1932), “La muerte de la Tórtola” (1933) de José María Peralta Lagos (T. P. Mechín, 1873-1944) inicia con una clave.  La ficción es el vestuario de la historia.  Los hombres sólo ven “el traje completo de mujer” que reviste a su congénere.  Alter-ego del escritor, un “corresponsal ambulante” se traviste de mujer para huir de una falsa acusación.

Bajo ese disfraz, los dos primeros hombres que encuentra lo/a acechan sexualmente para exigirle sus servicios.  En momento alguno se insinúa la homosexualidad.  Por lo contrario, la temática inicial de la novela describe cómo la autoridad masculina acosa a la mujer.  Intenta aprovecharse de ella, al imponer su alta jerarquía social y de género.  Tal es la primera enseñanza —quizás la más esencial— de esa novela escrita a manera de crónica diaria o testimonio ocular de los hechos.

La ficción disfraza la historia porque —reiterando— los hombres no perciben lo Real.  Se dejan embaucar por la ropa que recubre el cuerpo biológico.  Antes de acuñar el término legal de “acoso sexual” —su realidad jurídica— Peralta Lagos lo describe como un ropaje que oculta la verdadera identidad de los hechos.  En específico, anuncia —sino denuncia— la corrupción y el abuso viril del poder.  En verdad, el doble acoso sexual que sufre el periodista —vestido de mujer— narra el primer incidente violento en la esfera de género.  El hombre de prestigio —comandante local y hacendado— impone su ley en la mujer de bajos recursos.

En seguida, se refugia en una hacienda —propiedad de su segundo agresor más benévolo que el primero.  Ahí, de “septiembre 30” a “noviembre 2”, transcribe su experiencia cotidiana, ante todo, la violencia de género.  Su testimonio relata acontecimientos relevantes a denunciar este Día de la Mujer (9 de marzoi).  Luego del acoso sexual, testifica la violencia doméstica.  A su arbitrio desenfrenado, el marido golpea a la mujer y también a los niños.  Asimismo, los “tíos atrevidos” se aprovechan de la joven sobrina.

 

“La Lola Chiquillo se había casado un año antes con Rufino Durón, por mal nombre Palojiote Matador…Creo que ni un mes le dio la miel a la muchacha.  Y comenzó el padecer de aquella pobre…Primero regaños por todo, por nadas.  Después fueron trompones, y a lo último palos… (Octubre 14).

Luego relata un feminicidio, tan atroz que resulta inverosímil.  Como “bestia de carga”, el asesino descuartiza a la mujer y la chamusca en fiambre.

“Me habla del asunto del día: del “horrible crimen del Beneficio de Acahuapa”…asesinatos como éste la horrorizan a una…  Figúrese que a la pobre mujer —una de esas…—, la hicieron pedazos y después la quemaron” (Octubre 6).  Descuartizar a una mujer y luego quemarla como si se tratase de una novilla accidentada…¿Será el hechor del Comandante que intentó seducirme en Ixtepeque?… (Octubre 12).

 

En tercer lugar, narra la lucha viril por apropiarse de la mujer.  El protagonista también se involucra en un pleito masculino.  Le obsequia su vestido de meretriz a una cocinera, Inés, quien anda en harapos.  No obstante, esa entrega olvida la lógica del don y el contra-don.  El amante de Inés percibe el regalo en insinuación sexual, ya que la mujer sin recursos debería corresponderle de alguna manera.  El periodista no reconoce las costumbres ancestrales que obligarían a la recipiente a otorgarle un servicio en retribución del vestido.

 

“Casimiro entró en la cocina, cogió a la Inés por las trenzas, y se dispuso a barrer con ella en el patio…Ño Chon pretendía arrancarle su víctima a Casimiro, por las buenas, pero yo fui de opuesto parecer.  Cogí una tranca y del primer estacazo lo dejé tendido.  Creí que lo había matado, pero por desgracia no fue así…Todo el cuento es porque yo le regalé la ropa…a la pobre molendera…sin intención pecaminosa…Nunca me imaginé las consecuencias.  Pero el ama de llaves…no está convencida” ( Octubre 7).

 

Por último, las crónicas en novela describen otros tema tabú, el derecho de pernada.  Se trata de la exigencia del hacendado por solicitar los servicios sexuales de cualquiera de sus sirvientas o de campesinas que trabajan en su propiedad.  Obviamente, por tratarse del protector, el periodista duda de las acusaciones y del testimonio mismo de doña Engracia, el ama de llaves, quien trabaja en la hacienda por años.  Aunque el protagonista no lo crea, se trataría del antecesor acallado de “Pedro Páramo” (1954) de Juan Rulfo y de César Argüello en “Balún Canán” (1957) de Rosario Castellanos.  La diferencia es simple.  A la descripción amable del salvadoreño se contraponen las acusaciones contra el jalinquense y chiapaneco.

 

“El patrón no ha querido casarse otra vuelta, pero ha tenido varias mujeres.  Por eso ha regado muchos hijos suyos que él no reconoce.  Hay quien cuenta que tiene veinte concubinas.  Yo digo que son desageraciones: ¡ni que fuera gallo!… Sólo que lo viera con mis ojos…  Y quizás ni así ” (Octubre 13).

*****

Algo extraño le sucede a una persona al volverse ficción.  La misma suerte afecta a los hechos.  El travestismo perturba a todo individuo y a sus acciones.  Por el tabú a mencionar ciertos eventos significativos, la escritura de la historia la ejerce la poética.  Sólo al estudiar la literatura nacional se descubre el complemento violento de la exclusión de la mujer, por fuera de la Ciudad Letrada.  Mientras un tema central del análisis feminista asienta el  rechazo de la mujer de la Ciudad Letrada —sin derecho a voto en 1932— la masculinidad redondea su faz oculta.  Revelar esta esfera clandestina de los estudios culturales —el acoso abierto hacia la mujer— es la contribución de este ensayo.  En su brevedad asienta lo siguiente:

1)    La ficción no es ficticia ya que —a manera de crónica o testimonio ocular— narra la larga dimensión de la violencia de género en El Salvador.

2)    El primer rubro describe cómo el hombre se aprovecha de su jerarquía social para obligar a la mujer a rendirle servicios sexuales.

3)    En segundo lugar refiere la violencia doméstica masculina.

4)    Luego detalla la lucha viril por poseer a la mujer, a semejanza de la contienda política por el poder y por la verdad.

5)    Por último, debido al compromiso político del narrador, a regañadientes menciona el derecho de pernada que el hacendado ejerce sobre su servidumbre al solicitarle servicio sexuales.

 

Más relevante que el género (genre) literario de la Tórtola —tan importante como la situación socio-política— resulta revelar la violencia de género (gender) que reina en el silencio.  Se llame ficción o po-Ética —crónica o novela— en ese ámbito se inscribe su brutal desgarrón.  Los golpes masculinos otorgan el derecho al poder político y a la verdad.

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