Cuando Jean Elizabeth Manes vino a El Salvador por primera vez para hacerse cargo de la embajada de los Estados Unidos en El Salvador, en el Gobierno de Barack Obama, el 9 de diciembre de 2015 hasta el 31 de julio de 2019, la izquierda en El Salvador y otras fuerzas progresistas destacaron dos de los trabajos que la diplomática había realizado: por un lado, el trabajo hecho en la Agencia de Información de los EE.UU. en Washington, entre 1992 y 1999, y el de Coordinadora Adjunta Principal en la Agencia de Programas de Información Internacional.
Para decirlo de una forma más clara y precisa, el temor de la izquierda en El Salvador era su rol al servicio de la inteligencia de los gobiernos de los Estados Unidos.
Quienes le dieron seguimiento al trabajo de Manes en El Salvador mientras estuvo de embajadora, recordarán que su agradable sonrisa y su jovialidad ayudaron bastante para acercarse a diferentes sectores, empresarial, fuerzas progresistas, pero principalmente con los jóvenes.
Y si su principal misión era observar e impedir exabruptos de los gobiernos de izquierda, la verdad es que no hizo mayor cosa, pues tanto el gobierno de Mauricio Funes como el del presidente Salvador Sánchez Cerén, no hicieron ni un tan solo gesto que pusiera en alerta a la embajada de los Estados Unidos. Podríamos decir que los informes secretos que la embajada hacia al pentágono fueron de “bien portados”. Ya vendrán los tiempos en los que esos mensajes serán desclasificados, y será hasta entonces que corroboraremos lo arriba apuntado.
Fue la derecha terca e insensata salvadoreña que manejó el discurso que los gobiernos de izquierda ponían en peligro las relaciones con Estados Unidos, y así lo repetían sus voceros en los distintos programas televisivos y radiales a su servicio, y llenaban las planas de los periódicos.
Lo cierto es que los gobiernos de izquierda en El Salvador se portaron bien con los Estados Unidos, y por eso lograron un segundo FOMILENIO, que sirvió para iniciar el desarrollo de la zona costa de El Salvador con la infraestructura turística, logística y educativa. El tan propagandizado “Surf City” del actual Gobierno, tiene a la base lo hecho con FOMILENIO II.
Hoy se anuncia la llegada, nuevamente, de Jean Manes, como Encargada de Negocios de la Embajada de los Estados Unidos en El Salvador. Llama la atención que viene en los momentos en que, innecesariamente, el presidente de la República Nayib Bukele ha tensado las relaciones con Estados Unidos, no solo por los hechos antidemocráticos, sino con su discurso confrontativo contra reconocidos representantes del congreso y otros funcionarios de los Estados Unidos.
Y ha sido esa tirantez, y la destitución ilegal de los integrantes de la Sala de lo Constitucional, que ha llevado al gobierno de Joe Biden, a través de la USAI, a retirar la millonaria ayuda que Estados Unidos mantenía con la Fiscalía General de la República, la PNC y la Corte Suprema de Justicia.
Llama la atención, también, que Manes no viene como embajadora titular, sino como encargada de negocios. Sin lugar a dudas, ese es un mensaje para el Gobierno de El Salvador.
Pero más allá de los mensajes “cifrados”, lo cierto es que como han dicho ya otros medios periodísticos, Manes conoce muy bien a los diferentes sectores del país: empresarios, políticos, ONGs, y, por supuesto, al presidente Nayib Bukele.
Manes debe conocer las debilidades de Bukele y las de sus círculos de poder, por lo que, seguramente, su principal rol será seguirle los pasos de cerca de Bukele, y si logra frenarlo, lo hará. Esto está por verse, por supuesto.