Por David Alfaro
18/03/2025
👉Hay que dejar en claro que ya tomó más de la mitad de esos fondos de los ahorrantes al imponer a la banca privada comprar bonos estatales.
👉También es muy probable que aplique impuestos a las remesas.
👉Bukele dejará a un país totalmente saqueado y en bancarrota.
Bukele está siguiendo el manual clásico del populismo económico: gastar sin control, saquear todas las fuentes de financiamiento y, cuando ya no quede nada, recurrir a medidas desesperadas para seguir sosteniendo la ilusión de estabilidad.
- La Estafa de los Bonos y el Robo a los Ahorrantes
Desde que asumió el poder, Bukele ha utilizado a la banca privada como su cajero automático personal. Primero, obligó a los bancos a comprar bonos estatales, transfiriendo así el riesgo financiero del Estado a los ahorrantes. Esos bonos, que en teoría deberían ser una inversión segura, se han convertido en papel sin valor porque el gobierno simplemente no tiene cómo pagarlos. De facto, eso significa que más de la mitad del dinero de los ahorrantes bancarios ya ha sido tomado por el Estado sin que la población lo perciba directamente.
Cuando en 2027 los fondos de pensiones se agoten—porque el gobierno ya los ha usado para tapar agujeros fiscales—el siguiente paso será la confiscación directa de los depósitos bancarios. Se disfrazará con alguna narrativa de “reforma financiera patriótica”, pero en realidad será un asalto a los ahorros de la gente, algo que ya hemos visto en otros países con crisis económicas severas.
- Impuestos a las Remesas: El Último Recurso
Si algo caracteriza a Bukele es su creatividad para exprimir dinero de donde sea. Y dado que las remesas representan casi el 25% del PIB salvadoreño, no sorprendería que su régimen imponga un impuesto a las transferencias del exterior. Justificaría esto con el discurso de que “los salvadoreños en el extranjero deben contribuir al desarrollo del país”, omitiendo que el verdadero propósito es tapar los huecos de un Estado financieramente quebrado.
Esto no solo afectaría a los salvadoreños que dependen de las remesas, sino que también podría generar una caída en los envíos de dinero, agravando aún más la crisis económica.
- Un País en Bancarrota y Saqueado
Cuando el dinero se acabe—y se acabará—Bukele no estará ahí para responder. Como buen populista, su gobierno habrá dejado un país en bancarrota, sin fondos de pensiones, sin ahorros bancarios y con una economía destruida.
Lo más trágico es que muchos de sus seguidores aún creerán que la culpa es de otros: del “pasado”, de la oposición, de Estados Unidos o de cualquier enemigo inventado. Pero la realidad será implacable: Bukele habrá hecho con El Salvador lo que ningún gobierno anterior logró, ni siquiera los más corruptos.
Y cuando llegue el colapso, los únicos que habrán ganado serán él y su círculo cercano, quienes ya habrán asegurado sus fortunas fuera del país.