Poemas de Luis Antonio Chávez
SOLEDADES
…más de una ventana puede abrir
con su eco otra voz, si es buena.
-Rafael Albert-
Se quedó la sombra
guareciéndose del sol;
pero guardó los suspiros
en el atrio de una ventana.
¡Cómo llovía!
Con los recuerdos aliviaba sus penas
fotografías en sepia de los ausentes
y unas cartas echadas al olvido.
¡Cuánto sufría!
Pasó un policía con un batón
uniforme gris, zapatos lustrosos,
llevaba un surco en la frente
y las cuitas escondidas…
¡Cómo entristecía!
El silencio era su mejor amigo
humedecía sus horas marchitas,
las paredes, otrora brillantes
guardaban escritos y otras evocaciones.
¡Cómo enmudecía!
Los suspiros subían
por la enredadera
la ventana se opacaba
con el transcurso de las horas.
¡Tenía una herida!
Alguien lanzó un periódico
bajo la puerta de la casa
nadie acudió a recogerlo
pues el titular decía:
“Murió de felonía e ilusiones”.
¡Era grande tu porfía!
Hoy los pájaros no cantan
la primavera vistió
los árboles de fuego
una casa vacía añora
la voz que la alegraba…
¡No hay ventana más triste
como la historia escrita
para describir una vida!
1:45 p.m.
Miércoles 10 de marzo de 2011
DEL DIARIO VIVIR
Una mujer
se despierta de madrugada,
somnolienta, agita sus manos,
ella, ausente y vivaz,
me da un soplo de su existencia.
Parada en el quicio
esboza frases inaudibles
mientras bosteza al vacío
sobre el péndulo de mi pecho…
una mariposa
aferrada a su falda la llama
para seguir
en brazos de Morfeo.
El tiempo se agita,
Sigiloso
me despido de ella
yéndome por la senda
y me pierdo en las sombras
de la madrugada.
Pronto me recibirá un sol taciturno
habrá sobresaltos o mansedumbre
-en esta fierra todo es de improviso-
miro al horizonte
y una parvada de aves
me alegran los segundos con su trinar.
En el autobús abro las ventanas
para que entre un poco de aire fresco
mientras el zumbido de un proyectil
atraviesa las calles indefensas y me sobresalto.
Las piedras gritan
-ya conocen de la angustia-
su voz es eco programado
y la mirada se ha convertido
en un Zoom en la oscuridad.
DEL DIARIO VIVIR II
«El ventilador marca las horas
mientras mi mamá se baña»…
Valentina Flores (4 años)
Salió de madrugada
a romperse el alma con la vida
mientras llenaba de ilusiones
los años que le sobraban.
Había sobrevivido
guerras catástrofes y terremotos
y hasta el lenguaje erróneo
de quienes «defienden» el barrio
aprendió a puros sopapos.
Subió la calzada
tiritando de frío
y aunque se cubría con un chal
bostezaba a cada momento
espantando el trinar de las aves.
¡El sombrero agujereado
lo hacía verse bien ¡»cool»!
pero no detenía el frío mañanero
ni la chamarra que donó
quien llevaba la palabra.
El rostro plagado de surcos
daba cuenta de los años vividos
y a veces tomaba poses
con camisas y pantalones holgados
como vestían los “bichos” del barrio
que se perdieron en el carril del tiempo.
¡La vista cansina
y el olor a tabaco Alas
acompañaban su recorrido
desde la aurora hasta el ocaso!…
Pasó un viejo con un bastón
y le hizo el “bendito”
con la venia del Creador
tal como lo aprendió en el hogar materno.
Un panadero pasó de largo
sorteó a los “bichos posteados”
que se echan “la manta”
en cada esquina del barrio donde vivía
y quienes saludó para continuar “con vida”.
Hubo uno que otro saludo sin importancia
por la prisa que lleva el viento
sorteó el tráfico del bulevar
mientras el “ventilador marcaba las horas»
que le sobraban en vida.
El tiempo apremiante fue testigo
del puño en el corazón
mientras viajaba en el bus
además, anunció.
que se le “engarrotó” el alma
hasta despertar la vista
de los parroquianos curiosos.
A sus sesenta y cinco inviernos
no hubo quien le auxiliara
ni siquiera para llamar la ambulancia
y llevarlo al hospital
para alargarle la vida de miseria
a la que se había acostumbrado.
La llamada telefónica fue lacónica
sin preámbulos de ningún tipo
-usted es la señora de fulano de tal
no hubo siquiera misa de cuerpo presente
ni la rezadora del barrio
llegó para elevar una plegaria
por el eterno descanso de
ni se acercó a cantarle alguna alabanza…
Hoy llora una viuda
la mendicidad a la que la envió el vejete
que vivió guerras, calamidades y terremotos
pero con la guadaña a cuestas
no calculó el tiempo que se avecinaba.
Luis Antonio Chávez
23-12-20
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