@arpassv
ARENA endurece su rechazo al diálogo y su estrategia de boicot contra el gobierno, sobre todo la estrategia de asfixia financiera: se opuso sin razón al presupuesto estatal y amenaza con revertirlo en la Sala Constitucional, se niega a discutir la urgentísima reforma de pensiones y reitera que no regresará a la mesa de negociación de la crisis fiscal.
El bloqueo es también en los municipios: el alcalde de San Salvador, Nayib Bukele, denunció ayer que los concejales areneros votaron contra la construcción de dos nuevos mercados que ayudarían a reordenar el centro histórico. Y en el resto de alcaldías donde ARENA es oposición, bloquea todos los proyectos comunitarios.
El fin de semana, en su programa “Gobernando con la Gente”, el Presidente Salvador Sánchez Cerén exhortó al partido opositor que regrese a la mesa de diálogo; pero casi de inmediato, Mauricio Interiano, el patético presidente del COENA, le respondió que NO volverán.
El mayor problema, sin embargo, no es tanto la mezquindad de ARENA: lo más grave resulta ser que la izquierda gobernante no tiene un plan para presionar al partido oligárquico ni una estrategia para obligarlo a retomar el diálogo y la negociación, el Ejecutivo está esperanzado en que “en algún momento ARENA recapacitará y volverá”.
Y más grave aún es la falta de reacción de la mayoría de sectores democráticos y de la población en general, que se muestran indiferentes ante la grave irresponsabilidad de la derecha oligárquica. Mucha gente la considera “resultado normal de la polarización” o “un pleito entre gobierno y oposición”, en vez de asumirla como un ataque contra los intereses colectivos.
En la práctica, el sabotaje arenero no es sólo contra el gobierno: es contra los sectores vulnerables que necesitan protección social, las comunidades que sufren directamente la violencia e inseguridad y toda la población que quiere vivir en un ambiente de paz.
La oposición destructiva de ARENA afecta las posibilidades de solución a los problemas nacionales, la urgencia de reducir las desigualdades y los esfuerzos por construir un país más democrático, inclusivo y sustentable.
Entones, ¿cuándo reaccionaremos? El gobierno espera (como un acto de fe) que ARENA regrese a la mesa de diálogo y la población confía en que por sentido común (gobierno y oposición) se pondrán de acuerdo algún día.
Los sectores progresistas y democráticos deben reaccionar, presionar y movilizarse para obligar a ARENA a asumir una actitud responsable y colaborativa; y el gobierno debe tomar la iniciativa y pasar la ofensiva, para salir del acoso del partido oligárquico.
ARENA debió ser proscrito como partido cuando admitió que financió su campaña electoral de 2004 con los fondos donados por Taiwán para los afectados por los terremotos. Ése era dinero ilícito porque provenía del peculado y lavado cometido por el ex presidente Francisco Flores. Todos los sectores democráticos, honrados y decentes deberían indignarse.