Marlon Chicas
El Tecleño Memorioso
El melancólico cantar de las cigarras en la cordillera tecleña, anuncia la llegada de la cuaresma, tiempo de ayuno, oración y conversión, comenzando con la imposición de ceniza, en la que los feligreses se avocan piadosamente a los templos a recibir la misma, recordando con ello, la fragilidad del ser humano en su efímero paso por la vida.
Cuaresma del latín cuadragésimo día, tiempo litúrgico del calendario cristiano destinado a la preparación espiritual de la fiesta de Pascua. Cuarenta días de purificación e iluminación interna, celebrado en la iglesia católica, copta, ortodoxa, anglicana, entre otras, aunque con inicios y duraciones distintas. En torno al tema de esta crónica, busqué indagar más datos al respecto, por lo que visité a doña Juanita Osorio de Aldana, quien evocó algunas vivencias de su infancia.
Ambos recordamos que en ese tiempo era de rigor los viernes de cuaresma, que algunas familias acostumbraran a ubicar en sus casas una estación del Vía Crucis, según el orden establecido para tal efecto por los padres Martínez (+), Gabriel Rodríguez (+), y, Manuel Andrés Alvarenga (+), quienes estuvieron a cargo de la Parroquia Inmaculada Concepción. Era característico en dichos altares el instalar cortinas blancas y moradas propias del tiempo litúrgico, así como colgar sendos cuadros en madera tallada, ilustrando la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
Otro detalle del tiempo cuaresmal fueron las prohibiciones que abuelos y padres ejercían sobre niños y jóvenes de la época cómo: no correr, no escupir al suelo, no proferir malas palabras, no escuchar música ha alto volumen, no comer carnes rojas, no realizar trabajos en viernes, so pena de recibir una reprimenda por el incumplimiento de estas. Por otra parte, era clásica la elaboración de platillos típicos, como el pescado seco envuelto en huevo, tamales pisques, jocotes en miel o torrejas entre otras delicias culinarias, lo cual no es prohibido en tiempo santo.
Los viernes de cuaresma, doña Juanita de Aldana, recuerda que el Vía Crucis iniciaba a las siete de la noche desde la Parroquia Inmaculada Concepción, acompañado de marchas como “La Granadera” entre otras, ejecutadas por la Banda Regimental, sin faltar la participación en dicho recorrido de Carlos Mauricio Hernández “Carlitos” (+), entonando cantos penitenciales, así como el sonar de las matracas en las manos de Toñito “Dame cinco” (+). Por su parte, las señoras y señoritas se ataviaban con mantillas la cabeza, usando blusas y faldas propias de la cuaresma, rezando con devoción el Santo Rosario durante el trayecto, iluminándose con luz de velas, transitando con piedad las principales calles del municipio, hasta altas horas de la noche.
Ningún tecleño olvida la llovizna de Los Talpetates, haciendo brotar con ello a la Cigarra, conocido comúnmente como Chicharra o Chiquirín, evocando con su canto según nuestros mayores, el dolor de Dios, por el sufrimiento de su amado hijo, por redimir a la humanidad. Las Chicharras solían posarse a gran altura entre los árboles de parques y casas particulares, generando en algunos infantes la osadía de subir a sus ramas a capturarlas, teniendo que sufrir en dicho intento la micción de estos homópteros por apresarlas, adhiriéndolas luego de manera traviesa a la camisa de sus amigos de barrio.
“La cuaresma nos llega como un momento providencial para cambiar ruta, para recuperar la capacidad de reaccionar ante la realidad del mal que siempre nos desafía” Papa Francisco. En conclusión, vivamos las enseñanzas de Jesús, hoy como ayer, en este tiempo de ayuno, reflexión y reconciliación con Dios, pidiendo su infinita misericordia para nuestra amada ciudad.
ño olvida la llovizna de Los Talpetates, haciendo brotar con ello a la Cigarra, conocido comúnmente como Chicharra o Chiquirín, evocando con su canto según nuestros mayores, el dolor de Dios, por el sufrimiento de su amado hijo, por redimir a la humanidad. Las Chicharras solían posarse a gran altura entre los árboles de parques y casas particulares, generando en algunos infantes la osadía de subir a sus ramas a capturarlas, teniendo que sufrir en dicho intento la micción de estos homópteros por apresarlas, adhiriéndolas luego de manera traviesa a la camisa de sus amigos de barrio.
“La cuaresma nos llega como un momento providencial para cambiar ruta, para recuperar la capacidad de reaccionar ante la realidad del mal que siempre nos desafía” Papa Francisco. En conclusión, vivamos las enseñanzas de Jesús, hoy como ayer, en este tiempo de ayuno, reflexión y reconciliación con Dios, pidiendo su infinita misericordia para nuestra amada ciudad.