En esas acciones, según condenó el ministro de Relaciones Exteriores, Washington recurre a la amenaza y persecución de las compañías que transportan el combustible, los gobiernos de registro y bandera, y las navieras y empresas de seguros.
Como resultado, hemos encarado severas dificultades para garantizar el suministro de combustible requerido para la actividad cotidiana del país, expresó Rodríguez al intervenir en el debate de alto nivel de la Asamblea General de la ONU.
De acuerdo con el titular, esta situación obligó a la isla a adoptar medidas temporales de emergencia, ‘solo posibles en un país organizado, con un pueblo unido y solidario, dispuesto a defenderse de la agresión extranjera y a preservar la justicia social alcanzada’.
Rodríguez expresó que en el último año, el Gobierno estadounidense incrementó cualitativamente sus acciones de hostilidad y bloqueo contra Cuba.
‘Ha impuesto escollos adicionales al comercio exterior e incrementado la persecución de nuestras relaciones bancario-financieras con el resto del mundo. Ha limitado en extremo los viajes y cualquier interacción entre ambos pueblos. Obstaculiza los vínculos y contactos con su patria de los cubanos que viven en Estados Unidos’, manifestó.
El canciller reiteró que el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto hace casi 60 años continúa siendo el principal obstáculo para el desarrollo del país caribeño, y señaló que la ilegal Ley Helms-Burton de 1996, cuyo Título III Washington decidió activar este año, ‘guía la conducta agresiva de Estados Unidos contra Cuba’.
Rodríguez criticó que la administración de Donald Trump, como pretexto para sus acciones, culpa a Cuba del fracaso de su plan de derrocar por la fuerza al Gobierno venezolano, al tiempo que ataca los programas de cooperación médica internacional que la isla comparte con decenas de países en desarrollo.
También advirtió que no han faltado en este período las amenazas ni chantajes más desfachatados, ni inmorales invitaciones a que la nación caribeña traicione sus principios y sus compromisos internacionales a cambio de petróleo en condiciones preferenciales y dudosas amistades.
La agresión económica, por muy dura que sea, las amenazas y chantajes, no nos arrancarán ni una sola concesión, aseguró.
Asimismo, el canciller sostuvo que, incluso en las actuales circunstancias, la isla no renuncia a la voluntad de desarrollar una relación civilizada con Estados Unidos, basada en el respeto mutuo y el reconocimiento a las profundas diferencias.
‘Sabemos que ese es el deseo de nuestro pueblo, y el sentimiento que comparten la mayor parte del pueblo de Estados Unidos y los cubanos que viven en este país’, apuntó.
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