La Habana / AFP
Cuba descalificó por falta de «conclusiones científicas claras» del más reciente estudio sobre los supuestos «ataques» que afectaron a diplomáticos de Estados Unidos en La Habana, y pidió a Washington que deje de usar ese tema como pretexto para imponerle nuevas sanciones.
El estudio, publicado el martes en la revista de la Asociación Estadounidense de Medicina (JAMA) y liderado por profesores de la Universidad de Pensilvania, «no permite llegar a conclusiones científicas claras finales», dijo en rueda de prensa el director del estatal Centro de Neurociencias de Cuba, Mitchell Valdés-Sosa.
«No demuestra, contrario a lo que se ha especulado, y lo que se plantea en el artículo anterior (de JAMA, publicado en marzo de 2018), que se había producido un daño cerebral en un grupo de diplomáticos durante su estancia en Cuba», añadió Valdés-Sosa.
Por su parte, la vicedirectora de Estados Unidos de la cancillería cubana, Johana Tablada, destacó que hasta la fecha «no existe evidencia alguna de ningún tipo de ataque» contra los diplomáticos estadounidenses y pidió a Washington dejar de usar ese término de forma «irresponsable».
Asimismo, solicitó a la Casa Blanca que «ponga fin a la manipulación y utilización de este tema como pretexto para imponer nuevas medidas cada vez más leoninas de agresión» contra su país.
Entre finales de 2016 y mayo de 2018, diplomáticos enviados por Washington a La Habana y sus familiares sufrieron varias dolencias, como falta de equilibrio y coordinación, vértigo, ansiedad, irritabilidad y lo que las víctimas llamaron «niebla cognitiva».
Estos problemas, denunciados por Washington como producto de «ataques» con algún tipo de arma acústica, llevaron a un punto crítico las relaciones diplomáticas que ambos países restablecieron en 2015, tras medio siglo de ruptura, con nuevas sanciones de la administración Trump contra la isla.
Según el estudio, los cerebros de los diplomáticos afectados muestran diferencias respeto a los de un grupo de control.
Esas diferencias son estadísticamente significativas en la materia blanca del cerebro, así como en el cerebelo, encargado de controlar los movimientos, añade la investigación.
Valdés-Sosa subrayó que «los propios autores del trabajo reconocen que el estudio no es concluyente y no tienen explicación para sus hallazgos», y que «los cambios descritos son pequeños, muy diversos, abigarrados, difusos, y no se corresponden a un cuadro coherente».
«No hay relación discernible entre las alteraciones descritas en las neuroimágenes y los síntomas referidos de los diplomáticos», agregó el científico cubano.