Por Héctor Velasco
La Habana/AFP
El gobierno de Raúl Castro levantó el viernes las restricciones para los viajes marítimos de los cubanos, see impuestas hace más de medio siglo, tras lo cual se reanudarán a partir de mayo los cruceros entre Estados Unidos y la isla.
Las medidas, que entrarán en vigor el martes próximo, permitirán el ingreso y salida de cubanos como pasajeros y tripulantes de buques mercantes y cruceros, según una nota oficial.
El gobierno decidió «autorizar la entrada y salida de ciudadanos cubanos, con independencia de su condición migratoria, en calidad de pasajeros y tripulantes en cruceros», precisa el mensaje divulgado por los medios estatales.
Cuba accedió a liberar los viajes marítimos de sus ciudadanos como parte del proceso de normalización de relaciones con Estados Unidos iniciado en diciembre de 2014, y que alcanzó su punto máximo con la histórica visita del presidente Barack Obama a La Habana en marzo.
Las restricciones fueron impuestas después del triunfo de la Revolución Cubana en 1959, a raíz del desembarco y ataque de grupos anticastristas ayudados por Estados Unidos en el marco de la Guerra Fría.
Las autoridades cubanas también anunciaron que prevén «autorizar de forma gradual y una vez creadas las condiciones», la entrada y salida de cubanos en yates, aunque no adelantaron una fecha.
El paso dado por Cuba es especialmente sensible teniendo en cuenta que muchos cubanos todavía intentan migrar hacia Estados Unidos por vía marítima, en precarias embarcaciones en las que arriesgan sus vidas.
Las autoridades estadounidenses, que mantienen en vigor el embargo económico contra la isla pese a la flexibilización de algunos puntos, conceden beneficios migratorios a los cubanos que logren pisar tierra norteamericana, pero deporta a los isleños que son interceptados en el mar.
La Habana ha insistido en la derogación de las ventajas migratorias, que han propiciado en los últimos meses oleadas de migrantes que buscan llegar a Estados Unidos a través de Centroamérica.
Saldrá el primer crucero
El anunciado fin de las restricciones -que se suma a la próxima reanudación de los vuelos comerciales entre los dos países- destrabó los planes para la reiniciar los cruceros.
Desde Miami, Carnival, la empresa más grande de cruceros de Estados Unidos, saludó la decisión y confirmó en un comunicado que «partirá como estaba planeado desde Estados Unidos a Cuba con todos los pasajeros, incluidos los nacidos en Cuba».
La compañía recibió autorización para realizar los cruceros, pero mantenía en suspenso el inicio de sus operaciones el 1 de mayo desde el puerto de Miami, ciudad que alberga a la mitad de la diáspora de dos millones de cubanos en Estados Unidos.
Carnival había resuelto no aceptar las reservas de personas nacidas en Cuba, aduciendo las restricciones de La Habana.
Sin embargo, se vio forzada a dar marcha atrás por las críticas de activistas, líderes políticos e incluso del gobierno de Obama, que consideraron discriminatoria su posición.
La empresa había condicionado el inicio de sus operaciones al anuncio finalmente realizado por las autoridades de la isla.
«Este es un resultado positivo y estamos extremadamente complacidos», afirmó Arnold Donald, director de la Corporación Carnival, según el comunicado fechado en Miami.
De su lado, el gobierno de Castro aclaró que los cubanos que quieran trabajar como tripulantes de cruceros o buques mercantes deberán hacerlo a través de las instituciones empleadoras del Estado cubano.
Al mismo tiempo hizo notar que sus anuncios «contrastan» con la prohibición a los estadounidenses de viajar libremente a Cuba, como consecuencia del embargo.
Los norteamericanos no pueden hacer turismo abiertamente y viajan bajo condiciones -aunque cada vez más flexibles-, lo que impacta económicamente a Cuba.
A la par con la liberación de los viajes marítimos, las autoridades cubanas exhortaron a Washington a concertar mecanismos para «prevenir y enfrentar la realización de acciones terroristas contra Cuba, que fueron las que dieron origen a la regulación».