Con 189 votos a favor, la Asamblea General de las Naciones Unidas no solo reafirmó su rechazo al embargo a Cuba el pasado uno de noviembre, sino que puso a prueba, una vez más, el carácter antidemocrático de los Estados Unidos de América.
Desde 1992, Estados Unidos ha venido siendo rechazado por el boicot comercial y bloqueo a Cuba, que tanto daño le ha ocasionado al pueblo cubano, al privarlo hasta de medicamentos vitales.
De acuerdo con el Gobierno cubano, la patria de Martí, Fidel y el Che ha perdido, en 60 años de bloqueo, 933 mil 678 millones de dólares. Solo en el año comprendido de 2017 a 2018 Cuba ha sufrido pérdidas por un valor de 4 mil 321 millones de dólares.
El objetivo de Estados Unidos, con el bloqueo, es doblegar al Gobierno de Cuba para ponerle fin al sistema socialista, o matar al pueblo por la falta de medicamentos, alimentos o cualquier servicio o bien que tenga componentes patentados en Estados Unidos.
Pero ni los 60 años de bloqueo ni ninguna otra acción hostil del imperio estadounidense podrá doblegar al heroico pueblo cubano, ni mucho menos terminar con el sistema socialista.
El pasado uno Estados Unidos volvió a recibir un revés más, cuando 189 naciones democráticas votaron contra el bloqueo.
Si Estados Unidos fuera una nación profundamente democrática tomaría como una exigencia el voto de las naciones contra el bloqueo y, por lo tanto, obedecería.
Porque democracia es hacer lo que dicta la mayoría, sobre todo si es a favor de los pueblos.
“El bloqueo constituye una violación de los propósitos y principios de la carta de las Naciones Unidas y del derecho internacional, es un acto de agresión y de guerra económica que quebranta la paz y el orden internacional. Vulnera también las reglas universalmente reconocidas del comercio y la libertad de navegación. Lesiona los principios de la proclama de América Latina y el Caribe como zona de paz y se opone al consenso de la comunidad de Estados del mundo. Provoca aislamiento y descrédito al Gobierno de Estados Unidos y convoca al justo rechazo de la comunidad internacional”, expresó el canciller cubano Bruno Rodríguez antes del voto ante la Asamblea General.
Pero Estados Unidos debe tener claro que Cuba “nunca realizará concesiones que afecten la soberanía e independencia nacional. No negociará los principios ni aceptará condicionamientos”, así lo reiteró el ministro de Relaciones Exteriores cubano.