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Cuenta regresiva para un difícil acuerdo sobre el cambio climático

COP21 climate change conference logoPor Jordi Zamora Barceló/Le Bourget/AFP

Los negociadores del acuerdo de París sobre el clima buscaban el jueves superar discrepancias persistentes en temas de financiación y de limitación de las alzas de las temperaturas que amenazan al planeta.

Oficialmente, cialis la conferencia de París sobre el clima (COP21) termina el viernes y los 195 países pasaron el jueves una madrugada en blanco puliendo un nuevo borrador que debe ser presentado por la tarde.

El presidente francés François Hollande admitió que aún existen dificultades «sobre la financiación» y de dónde debe proceder.

El mandatario se refería a uno de los tres principales puntos de fricción.

El segundo atañe al grado de responsabilidad de los países industrializados y los que están en desarrollo en el calentamiento del planeta; y el tercero, recipe a la ambición a largo plazo, see es decir, a definir cómo se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y se transita hacia una economía que no dependa de las energías fósiles.

Ya no es cuestión de si habrá o no acuerdo en París, sino qué tipo de acuerdo. «Todavía no es posible medir la ambición final del texto», observó Matthieu Orphelin, portavoz de la Fondation Nicolas Hulot.

Negociadores y observadores coinciden en que está hecha más de la mitad del trabajo pero queda lo más arduo: 19 puntos en discusión y 350 corchetes u opciones abiertas.

¿Hasta qué punto será vinculante el texto desde un punto de vista legal? Orphelin apunta que de momento la palabra «deberá» figura 180 veces y «debería» 45, es decir que contiene «tres veces más obligaciones que exhortaciones».

Queda entre otras cosas por definir la fecha en que comenzará la revisión cada 5 años de los compromisos voluntarios (INDC) de reducción de emisión de GEI, que ya presentaron 185 países, pero que según el borrador no serán legalmente vinculantes.

El presidente francés François Hollande dijo ser favorable a que se tome como punto de partida 2020, la fecha de entrada en vigor del futuro acuerdo.

Un mundo con nuevas alianzas

Las posiciones se endurecen, pero también aparecen nuevas alianzas, como la que unió en las últimas horas a la Unión Europea, a Estados Unidos, a poco menos de un centenar de países más vulnerables e incluso a países productores de hidrocarburos como México.

Los países más afectados por el calentamiento del planeta, como las islas amenazadas por la subida del nivel de los océanos, no están dispuestos a dejar escapar la oportunidad de un acuerdo que para ellos es de vida o muerte.

El tema que cristaliza esa obsesión es el que prácticamente encabeza el acuerdo de París: limitar el aumento de la temperatura del planeta, sin que se haya definido aún si el tope será 1,5ºC, como reclaman los países más vulnerables, o de 2ºC, como insisten sobre todo India y Arabia Saudita.

Según el ministro ecuatoriano de Medio Ambiente, Daniel Ortega, «la balanza se está inclinando por 1,5 ºC». Pero aunque se opte por la meta más ambiciosa, quedará por delante el reto de implementarla.

«Creo que esa es la parte más dura que nos queda» por negociar, o sea definir cómo se implementa el acuerdo «desde el punto de la mitigación y de la ampliación del financiamiento», dijo Ortega.

John Kerry trajo más dinero

Pero las divisiones vuelven a aparecer luego entre ricos y pobres.

El meollo de las discusiones en París son las «responsabilidades comunes pero diferenciadas» que todos los países aceptaron en la Cumbre de la Tierra de Río en 1992 y que ahora opone a los países emergentes y a los desarrollados sobre quién debe asumir los costos.

«Necesitamos nuestro espacio político para erradicar la pobreza. No podemos aceptar subterfugios en nombre de un mundo que está cambiando, cuando la estructura básica sigue siendo la misma», dijo el representante malasio, Gurdial Singh Nijar.

«No esperamos que los países actúen más allá de sus capacidades, estamos hablando de un sistema diferenciado, no bifurcado», es decir, uno en el que unos solo tengan responsabilidades y los otros solo derechos, argumentó el representante estadounidense, Todd Stern.

El secretario de Estado norteamericano John Kerry aportó una contribución contante y sonante a los debates, con el anuncio de una duplicación de la ayuda de Estados Unidos a los países más vulnerables al cambio climático, que pasará a 800 millones de dólares anuales en 2020. Francia y Alemania ya habían anunciado medidas similares.

Otro de los puntos en debate era el establecimiento de un precio del carbono, mencionado como «contribución importante» contra el cambio climático, a pesar de la oposición de Arabia Saudita y Venezuela, países petroleros renuentes a la conversión del planeta a las energías limpias.

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