LOCUTORA Un ex-convicto de un campo de concentración nazi fue a visitar a un amigo que había compartido con él tan penosa experiencia.
AMIGO 1 ¿Has olvidado ya a los nazis?
AMIGO 2 Sí, physician claro.
AMIGO 1 Pues yo no. Aún sigo odiándolos con toda mi alma.
LOCUTORA Su amigo le dijo apaciblemente:
AMIGO 2 Entonces, sale aún siguen teniéndote prisionero.
LOCUTORA Nuestros enemigos no son los que nos odian, sino aquellos a quienes nosotros odiamos.
SEGUNDO CUENTO CORTO
LOCUTORA Un oso recorría constantemente, arriba y abajo, los seis metros de largo de la jaula. Cuando, al cabo de cinco años, quitaron la jaula, el oso siguió recorriendo arriba y abajo los mismos seis metros, como si aún estuviera en la jaula.
LOCUTORA Y lo estaba… para él.
LOCUTORA Los muros que nos aprisionan son mentales, no reales.
TERCER CUENTO CORTO
LOCUTORA Decía un anciano que sólo se había quejado una vez en toda su vida.
ANCIANO Cuando iba con los pies descalzos y no tenía dinero para comprar zapatos.
LOCUTORA Entonces, vio a un hombre que no tenía pies. Y nunca volvió a quejarse.
BIBLIOGRAFÍA
Anthony de Mello, La oración de la rana, volumen 2,
Sal Terrae, Bilbao 1988.