Por Ursula Hyzy
Ise Shima/AFP
Los dirigentes de las grandes potencias, entre ellos el presidente norteamericano Barack Obama, debían comenzar conversaciones bilaterales este miércoles en Japón, antes de la cumbre del G7, centrada en gran parte en los desafíos de crecimiento mundial, terrorismo y migración.
Los jefes de Estado o de gobierno de Japón, Estados Unidos, Francia, Alemania, Reino Unido, Italia y Canadá llegan por separado entre el miércoles por la noche y el jueves por la mañana a la pequeña localidad costera de Ise Shima, en el centro del archipiélago.
Los accesos ferroviarios, terrestres y marítimos de esta turística región, agrícola y de cultivo de perlas, en las faldas de montañas boscosas, se encuentra bajo una vigilancia policial de una envergadura poco habitual en Japón.
Barack Obama llegó el miércoles por la noche a la región a bordo del avión presidencial Air Force One para una estancia cuyo punto fuerte será una visita a Hiroshima después de la cumbre, la primera de un presidente norteamericano en ejercicio a esta ciudad sobre la que Estados Unidos lanzó la bomba atómica en 1945.
Obama se entrevistará con el primer ministro japonés Shinzo Abe. Este último se reunirá igualmente el miércoles con el primer ministro británico David Cameron, que llegó el miércoles a la región y cuyo país preocupa al G7 a propósito del referéndum que se celebrará el 23 de junio, sobre una posible salida de la Unión Europea.
Cada uno debe actuar ‘según sus necesidades’
El presidente francés François Hollande y la canciller alemana Angela Merkel deben llegar el jueves por la mañana, antes de la ceremonia de bienvenida en el inmenso Santuario de Ise, considerado como el corazón del sintoísmo, seguida de una sesión sobre la economía mundial.
La debilidad del crecimiento mundial ocupará un lugar destacado en las discusiones informales de la cumbre.
Todos los países del club comentan el buen equilibrio entre la política monetaria, la política presupuestaria y las reformas de la economía y de la sociedad, pero cada uno parece cuidar de sus propios intereses.
«La prioridad del primer ministro será la de llegar a un consenso según el cual la flexibilidad es la clave en los acercamientos económicos en el seno del G7 y en virtud del cual los diferentes países adapten su política económica en función de sus necesidades», declaró una fuente gubernamental británica que no quiso dar su nombre.
Por su parte, los llamamiento de Japón a una acción presupuestaria coordinada son recibidos fríamente por Alemania, que pide más reformas estructurales.
El G7 debe adoptar un «plan de acción» contra la financiación del terrorismo. La delegación francesa pidió una reunión suplementaria prevista el jueves sobre «la protección del patrimonio cultural frente a las agresiones terroristas».
Migración: llamamiento a la solidaridad
El tema de «la migración y de los refugiados» fue añadido al orden del día «a petición de Alemania», según una fuente gubernamental germana.
«No se trata de tomar decisiones concretas sino que la idea es más bien que los países del G7 confirmen que estos temas de ‘migración y refugiados’ no los puede resolver un solo país», explicó la misma fuente.
El G7 de Finanzas reconoció que «las migraciones son un fenómeno brutal, en pleno crecimiento, que va a durar (…) y que necesita una respuesta mundial», informó el sábado el ministro italiano de Finanzas, Pier Carlo Padoan.
El G7 debería abordar otros tantos problemas, como las tensiones entre China y sus vecinos de los mares de China meridional y oriental, entre Rusia y Ucrania, la salud y el clima.
Creado en los años 1970, este club, convertido en G8 en 1997 con Rusia, perdió su peso con la llegada del G20 al final de los años 1990, grupo integrado por los grandes países emergentes. El G7 es un club de discusiones informales entre las potencias industriales, del que Rusia fue excluido por la anexión de Crimea en 2014.