Por Andrew Beatty/Laurent Barthelemy
Washington/AFP
Los líderes mundiales reunidos en Washington para una cumbre sobre seguridad nuclear posan su atención hacia el grupo Estado Islámico (EI), tras concentrarse el jueves en Corea del Norte.
Tras los atentados en Bruselas y París, la Casa Blanca está preocupada por la capacidad de los europeos de contrarrestar los riesgos de ataques en sus principales ciudades.
Latente entre los asistentes está el temor de que grupos radicales puedan obtener material nuclear para una ‘bomba sucia’: una explosión no nuclear que sin embargo diseminaría partículas radioactivas en el ambiente.
Las preocupaciones por ese tipo de ataques se potenciaron tras descubrirse que dos de los implicados en el atentado en Bruselas estaban relacionados con videos de vigilancia que muestran todos los pasos de un agente belga del sector nuclear.
Pero las discusiones de los dirigentes no se detuvieron solo en el riesgo nuclear.
El jueves, el presidente Barack Obama subrayó la necesidad de aumentar la cooperación entre Estados Unidos y Europa para «identificar los ataques potenciales y cortar el financiamiento».
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En términos generales, los países que combaten al EI han «hecho avances en acelerar los ataques aéreos y aumentar la presión» contra el EI en Irak y Siria, explicó Ben Rhodes, asesor de seguridad de la Casa Blanca.
Pero «pensamos también que es extremadamente importante que trabajemos para frustrar los proyectos de ataques» fuera de Irak y Siria, «dados los esfuerzos de EI para moverse hacia Europa y otras partes del mundo», dijo.
El intercambio de información de inteligencia estará en el corazón de las discusiones, señaló.
Para Rhodes es vital determinar «cómo asegurar que ello suceda lo más rápido posible», y «cómo mejor la vigilancia de los combatientes que abandonan Irak y Siria para ir no solo a Europa sino a otros países».
Líderes de una treintena de países se reúnen desde el jueves en la capital estadounidense para esta cumbre, a la que asistieron por América Latina los presidentes de México, Argentina y Chile, y el canciller de Brasil.
Los representantes de las seis potencias que negociaron el acuerdo nuclear iraní harán presión sobre la implementación del acuerdo por Teherán.
Las discusiones propiamente dichas sobre la seguridad nuclear abarcarán de manera especial durante la tarde un intercambio entorno al escenario ficticio de un incidente nuclear, algo inédito en las cuatro cumbres anteriores lanzadas por el gobierno de Obama en 2010.
La jornada acabará con una conferencia de prensa del presidente estadounidense.
Sanciones contra Pyongyang
El jueves, las discusiones se centraron principalmente en Corea del Norte, que inquieta nuevamente a la comunidad internacional con sus ensayos nucleares y sus pruebas con misiles prohibidos por la ONU.
Obama recibió a la presidenta de Corea, Park Geun-Hye y el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, y los tres mandatarios prometieron «defenderse» contra la amenaza nuclear del régimen de Pyongyang.
Los tres países se comprometieron «a hacer cumplir las fuertes medidas» adoptadas por el Consejo de Seguridad de la ONU el 2 de marzo: un nuevo arsenal de sanciones sin precedentes contra Pyongyang.
Obama también discutió el asunto norcoreano en una reunión bilateral con Xi Jinping, el presidente chino cuyo país es un aliado tradicional de Corea del Norte.
Pekín aprobó las sanciones de la ONU contra Pyongyang pero Estados Unidos quiere que China aumente la presión.
«El presidente Xi y yo estamos ambos comprometidos a la desnuclearización de la península coreana y el cumplimiento completo de las sanciones de la ONU», dijo Obama junto a su par chino.
Por su parte, Xi subrayó su voluntad de «ampliar la comunicación y la coordinación» con Estados Unidos sobre «el asunto nuclear coreano».
En medio de la cumbre, que los medios estatales norcoreanos calificaron como un esfuerzo «absurdo» de impedir a Pyongyang de tener «un acceso legítimo a armas nucleares», Corea del Norte lanzó el viernes otro misil de corto alcance, que cayó al mar.
Corea del Norte amenaza casi diariamente a Seúl y Washington con ataques nucleares o convencionales y parece despreciar las sanciones aprobadas por la ONU.