Rubén A. Dalby, F.R.C. Pasado Gran Maestro de la Gran Logia de Habla Hispana (De la Revista El Rosacruz, Mayo 1982) Carrera loca de la Sociedad actual
El hombre se ha ido liberando de las labores manuales y es ahora aplastado por la tecnología. La higiene y la sanidad nos han librado de las plagas que nos aniquilaban hace algunos años, pero ahora hemos sucumbido a la desesperación y a las enfermedades nerviosas, cuyos efectos son mucho peores que los males físicos.
La competencia en tratar de superar los recursos materiales que otros tienen, produce una desarmonía en nuestro sistema que es la causa primaria de las tensiones que se convierten luego en desequilibrios mentales, hormonales y circulatorios. Todos estos males son el producto inminente de algunas de nuestras costumbres sociales.
Todos están de acuerdo en que la carrera loca de la sociedad moderna nos está llevando al despeñadero. Es muy alto el precio que pagamos para tener el confort en nuestra presente civilización.
Abusamos tanto de nuestras energías, que el daño resultante se manifiesta en forma de enfermedades mentales. Las estadísticas sobre enfermos son alarmantes. Una persona entre cada veintidós será atacada alguna vez en su vida por un desequilibrio mental. Ante tanta presión y deseos exorbitantes de logros materiales, pasa desapercibido el hecho de que la naturaleza humana es vigorosa; que tenemos una fuente inagotable de energía interior, a la que debemos recurrir para resistir las presiones que agotan nuestra resistencia mental.
Felizmente, la resistencia es uno de los principales dones del Alma. Es la cualidad de la energía mental y emocional del hombre que parece poseer una electricidad psíquica. Es la cualidad que nos hace encontrarnos a nosotros mismos y salvarnos de la presión física y mental que nos agobia.
¿Valdrá la pena continuar esta carrera loca?
¿Valdrá la pena angustiarnos hoy acumulando riquezas materiales para un mañana incierto? No queremos decir que no se debe planear para el futuro. Pero es también nuestro deber el ser felices ahora. Estos objetivos los lograremos haciendo una pausa, poniendo un ALTO a esta loca carrera de ambiciones materiales.
Riqueza interior
Debemos reflexionar sobre la gran riqueza interior que poseemos, sobre ese poder creativo de que hemos sido dotados, el cual es capaz de romper nuestras cadenas y ponernos en la senda que ha de llevarnos al “dorado amanecer” de nuestras aspiraciones; de nuestras aspiraciones; a la alborada de la meta de felicidad que nos hemos impuesto. Demos gracias diariamente a nuestro concepto de Dios, a esa Energía Infinita que le da existencia a todo lo que es.
Amemos todo el potencial que Dios ha creado en nosotros, y luego, con reverencia, hagamos que esta pureza de amor espiritual salga de nosotros como un haz de luz hacia todo lo que nuestro Dios ha creado. Que esta emanación de nuestro ser fluya sin discriminación hacia toda la humanidad, pues quien ha logrado sentir la experiencia de esa energía de amor interior, no puede abrigar en su pecho rencores, envidia, celos ni pensamientos de índole negativos. En una mente que piense así, no habrá cabida para desequilibrios, pues en ella se manifiesta la energía creadora en función.
Diariamente podemos experimentar y sentir ese fluir de energía y amor en nosotros. Por un período de dos o tres minutos podemos establecer contacto con esa fuente de energía. La paz en el mundo no vendrá a través de la conquista del poder o de la posesión del mismo. La Paz en el mundo se logrará eventualmente cuando mentes sanas reconozcan el potencial de amor que hay en ella y, que al tratar de manifestar ese amor, reconozcamos que no es un patrimonio solo nuestro, sino que en cada ser existe ese potencial, esperando que escuchemos dentro de nosotros y lo enviemos indiscriminadamente a todos los confines de la Tierra.