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Daniel Ortega: «Buscamos siempre buenas relaciones con Estados Unidos, pero nos encontramos con agresión»

RT

«La historia nace con el expansionismo de los Estados Unidos desde el siglo antepasado», cuando el país norteamericano ya «intentaba adueñarse de Nicaragua», expresa Daniel Ortega en una entrevista a RT.

«Y luego, iniciando el siglo pasado, llegan las tropas del Ejército norteamericano ocupando Nicaragua, llegan las tropas del Ejército norteamericano nombrando presidentes, asesinando a Sandino, instalando a Somoza», añade el presidente nicaragüense.

«Gobierne quien gobierne, [en Washington] está asentada una cultura expansionista», afirma. Lo que los Estados Unidos «no pueden perdonar» es que el Frente Sandinista de Liberación Nacional derribara a Somoza, a quien los estadounidenses habían puesto a gobernar Nicaragua, señala el mandatario.

Cuando comenzó la Revolución Sandinista en 1979, Estados Unidos respondió con una guerra que fue un «baño de sangre», con «más de 50.000 muertos durante todo ese período del 1979 al 1990», subraya Ortega. Cuando el Frente Sandinista volvió al Gobierno en 2007, «se empiezan a formar agrupamientos armados» y «empiezan a presentarlos como patriotas que están luchando por la democracia, contra la ‘dictadura’ sandinista». «Es decir, nos calificaban de dictadura simplemente porque habíamos logrado la victoria revolucionaria y aun cuando retornábamos por la vía electoral», dice el presidente.

«Las raíces son profundas y los intentos permanentes de socavar al Gobierno buscando cualquier pretexto, cualquier ley, cualquier iniciativa», denuncia Ortega. Por ejemplo, el Gobierno nicaragüense logró una «buena coordinación» con los empresarios con el fin de incentivar las inversiones en el país. «Esto fue satanizado en Estados Unidos», afirma, añadiendo que Washington hizo fluir «millones de dólares» para «alimentar medios de comunicación y alimentar también la conspiración de estos grupos que, bajo la cobertura de organismos no gubernamentales, han funcionado en nuestro país».

«Nosotros buscamos siempre buenas relaciones con Estados Unidos, pero lo que hemos encontrado ha sido agresión», critica Ortega. Esto se traduce en «subordinación, o sea, esclavitud, o, si uno no se subordina, si uno no se rinde, entonces viene la agresión», resume.

«Ellos mismos provocaron esta situación»

Comentando las protestas que se desarrollan actualmente en el país, Ortega señala que la campaña se originó inicialmente a raíz de un «incendio de grandes proporciones» que se produjo en la costa sur. No obstante, aunque se pensaba que iba a durar meses, se apagó gracias a una lluvia. La protesta vino nuevamente cuando se presentó una ley relacionada con la seguridad social. Era una ley «indispensable», según él. «Todo el mundo sabía que era necesaria», señala. Al principio, era una protesta «normal», pero «la noche siguiente empiezan a salir agrupaciones armadas a atacar puestos de la Policía, atacar a alcaldías, atacar sedes del Frente Sandinista, es decir, viene toda una oleada de ataques armados que empieza a provocar muertos», relata Ortega.

En cuanto a los diferentes números de fallecidos que reportan a causa de estos disturbios, Ortega señala que, pese a que Nicaragua «tiene un alto índice de seguridad», hay otro indicador que podría estar influyendo en las cifras. «Habría que preguntarse, […] ¿en Nicaragua, en estos 90 días, no se produjeron delitos comunes?», pregunta el mandatario, señalando que persiste cierta cantidad de homicidios diarios —a causa de asaltos y otros crímenes— que no necesariamente se relacionan con la protesta. «Para los que hacen esas cuentas de 300 y 400 [fallecidos], como que desaparecieron ese tipo de delitos, y todos los muertos se los echan a la situación esta de enfrentamientos que ellos mismos provocaron», subraya.

Ortega, no obstante, hace énfasis en que se aplicarán «los procedimientos de ley» correspondientes para investigar cada uno de esos casos. «Las normas formales […] están funcionando», asegura el presidente.

El papel de las ONG

El mandatario señala además un claro papel de las organizaciones no gubernamentales (ONG) detrás de las acciones de protesta. Según explica, las ONG buscan cómo organizar «a mujeres, jóvenes» en función de «reivindicaciones muy conocidas», pero los fondos para esas reivindicaciones «se desvían»; aunque no hacia el liberalismo, que «tiene sus propias fuentes de financiamiento», sino hacia otros partidos para su «promoción política». «Ahí es donde están las ONG y la propia Embajada de los Estados Unidos organizando seminarios para —dicen— fortalecer la democracia», añade.

Es aquí, según el presidente, donde hay un nexo con la juventud, tanto en Nicaragua como fuera de ella. «[Los] organizan, becan, llevan a los Estados Unidos», indica Ortega, detallando que además «hay un intercambio también con grupos de oposición de Venezuela» y una «red muy amplia» a través de las plataformas sociales en Internet para «potenciar» desde Nicaragua «lo que va en contra del Gobierno revolucionario de Venezuela», o lo que vaya en contra del Gobierno nicaragüense «potenciarlo también desde Venezuela».

El líder nicaragüense precisa que, aunque esa red «lógicamente» es organizada por jóvenes y unos cuantos de ellos fueron los que primero aparecieron en movimiento de protesta, «los que destacaban por su agresividad eran unas señoras conocidas como dirigentes de ONG» y a nombre de comisiones de Derechos Humanos en Nicaragua, lo que «se convierte también en un negocio».

En cuanto al denominado ‘grupo de trabajo’ recién creado por la Organización de Estados Americanos (OEA) para buscar una salida a la crisis nicaragüense, Ortega se mostró enfático. «Bastantes problemas tienen [en sus propias naciones] como para que vengan a querer entrometerse en la situación de nuestro país», aseveró, afirmando que la OEA ha sido «un instrumento histórico creado por los Estados Unidos» para «controlar a toda la región» y para «hacerse acompañar […] a la hora de invadir países latinoamericanos».

«Era inadmisible dejarnos tranquilos»

Ortega recuerda que, desde el 2007, el proceso sandinista en Nicaragua ha ido «avanzando» y «consolidándose». «Era un ejemplo. Un país con crecimiento económico —a pesar de la extrema pobreza—, con crecimiento económico envidiable para la región», señala el mandatario, recordando que Nicaragua ha demostrado «uno de los más altos» niveles de seguridad en la región, programas sociales «de un enorme impacto» y desarrollo de infraestructuras y carreteras.

El líder nicaragüense añade que se alcanzó un diálogo con empresarios «que no eran sandinistas», lo que se reflejó con un fuerte respaldo: «las últimas encuestas que se hacían antes de este estallido le daban al Gobierno un respaldo de más del 70 %», afirma. Esto, según el presidente, demostró que la misma población que no se identificaba políticamente con el Frente «reconocía las obras que se estaban desarrollando» por el Gobierno en áreas como salud, trabajo y educación para sacarles «de la extrema pobreza en que habían vivido por siglos», lo que resultó insoportable para las fuerzas que fomentaron la actual protesta. «Para ellos era inadmisible dejarnos tranquilos», aseguró.

«En primer lugar decidieron buscar cómo romper el entendimiento entre el Gobierno y los empresarios, que es un entendimiento clave», recuenta el líder nicaragüense, precisando que Washington optó por «aterrorizar» a las personas de negocios, mencionando lo que ha generado la denominada Ley Magnitski. Esto, a su vez, fue aprovechado por empresarios «beligerantes políticamente en contra nuestra» para aumentar su liderazgo político en espera de que, mientras el Gobierno se «desgaste», puedan convertirse en una «opción electoral» estando «convencidos de que Estados Unidos ya no quería al Gobierno sandinista en el poder».

Finalmente, Ortega señala que, durante los primeros días de protesta, los adeptos de la oposición se «entusiasmaron» y vieron posible «optar de nuevo al Gobierno», pero luego pasaron las semanas y su presunta lucha por la democracia resultó ser un «bloqueo» incluso para sus propias actividades. «[Esto] es lo que implica la alegría cuando finalmente decidimos mandar a la Policía para que se restableciera lo que es la tranquilidad, la calma […] la gente recibió con alegría a la Policía», afirmó el presidente, agregando que, contrario a lo que muchos de los medios muestran, el pueblo ha sido testigo en redes sociales de los secuestros, torturas y otros crímenes que cometían algunos manifestantes. «En contra está la historia que les dan por un lado, y la realidad que ellos han vivido», acotó Ortega.

 

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