Página de inicio » Suplemento Tres Mil | 3000 » Datos del añil salvadoreño

Datos del añil salvadoreño

Caralvá

Intimissimun

Llamamos Manchones a los campos cultivados de jiquilite

… (fragmento) “Consta que en 1587 el Ayuntamiento de Guatemala solicitó de la Audiencia que se aumentase el número de esclavos traídos de fuera para que se pudiera ensanchar la industria añilera, pretensión que fue desechada. Los cronistas, hablando de las depredaciones y horribles fechorías de los piratas en las costas boreales de Honduras, refieren que en una de esas invasiones, ocurrida a fines del siglo XVI, se llevaron de Puerto Caballo (hoy Puerto Cortez) gran cantidad de añil, zarzaparrilla, cueros, bálsamo, liquidámbar, cacao, vainilla y otros frutos de valor que allí estaban esperando la flotilla destinada a transportarlos a España”.

“En 1604, según refiere don José Milla en el tomo II, p. 230 de su Historia de la América Central, había en la ciudad de Guatemala veintidós dueños de obrajes, cuyas plantaciones estaban ubicadas en Guazacapán y en Jalpatagua”[1].

“San Vicente se fundó en 1635 por unas cincuenta familias españolas dedicadas al beneficio del jiquilite, a las cuales obligó a formar poblado el Alcalde de San Salvador, por orden del Presidente Quiñones Osorio, para evitar que continuaran cometiendo abusos con los indios de los parajes en que esas familias estaban diseminadas. El P. Gage, que, como se sabe, estuvo en estos países a principios del segundo a principios del segundo cuarto del siglo XVII, vio llegar a Granada, cierto día de 1637, un gran patacho de mulas (por lo menos 300, dice él) procedentes de San Salvador y de Comayagua, cargadas de añil, grana y cueros, y dos días después vio llegar tres recuas, procedentes de Guatemala, una de las cuales iba cargada de añil.  Y esto, nótese, sucedía 100 años antes de la fecha en que se pretende se introdujo en América el cultivo del indigotero. En confirmación de lo antedicho recordaré aquí que el dominico Fr. Francisco Vázquez refiere en su Crónica, publicada principios del siglo XVII, que la reventazón del Volcán, ocurrida en 1656 produjo grandes perjuicios en los obrajes o ingenios de “labrar añil” de la provincia de San Salvador (Tomo I, cap.10).  Este mismo cronista cuenta que muchos españoles se quedaban por acá “halagados por su buen trato, mantenidos de su abundancia, y presos con los grillos de oro que en el añir entretiene y encanta de una temporada en otra, a sus habitantes”. Dice que en la provincia de San Salvador había (a fines del siglo XVII) más de 200 ingenios, en los que se elaboraban unos 1,000 quintales de añir cada año. Lo que sí es cierto es que hacia 1737 tomó en Centro América gran importancia la industria añilera. Don Miguel González, que por acuerdo del Consulado escribió en 1822 una Memoria sobre el estado actual del comercio en Guatemala, indica como fecha notable en la industria entre nosotros, el año 1740, en el cual se dice se elaboraron 400,000 libras[2].

En los apuntamientos sobre la agricultura y comercio del reino de Guatemala que el señor doctor don Antonio Larrazábal, Diputado en las Cortes Extraordinarias de la Nación por la misma ciudad pidió al Real Consulado en Junta de gobierno en 20 de octubre de 1810 consta que en el quinquenio de 1798-1802 se exportaron para Cádiz por el Golfo Dulce Honduras, en buques de registro 22,241 tercios o zurrones de añil, de 200 libras cada uno. Y era el actual territorio salvadoreño el que producía la mayor parte de esa riqueza[3]..

“En España se dijo en un tiempo amir en vez de añil, como consta en el siguiente pasaje de las Ordenanzas de Granada: “Y las estriberas, cabecadas y petral sea plateado y amirado de amir fino, dorados encima”. Añil o añir era también el nombre de la “espuma que nada en las calderas cuando se cuece la yerba que llamamos pastel”, según dice Vicente García de la Huerta en sus Anotaciones Plinio. Fr. Juan de dios Cid, religioso franciscano, muerto en San Salvador en 1746, de 77 años de edad, opinaba que la palabra añil se deriva de año, aludiendo a los productos anuales del jiquilite. Así lo enseña en el opúsculo que escribió titulado El Pantero[4]. Pág. 21

El P. Domingo Juarros, quien en su Compendio de La Historia de la Ciudad de Guatemala se expresa así: “Otra producción de la provincia de San Salvador y la que hace la más rica del Reino de Guatemala es el añil, que los extranjeros llaman índigo. Es verdad que la planta de que se hace, que se nombra jiquilite[5]  (Xiuh-quilit, de xihuatl -yerba y quilitl-verde: “pastel para teñir” (Molina); planta verde de que se servían las mujeres para teñirse el cabello” (Remi Simeón). Clavigero llama xiuh-quilipitzanac a la planta que da añil.  El P. Sahagún hablando de los mercados oficios femeniles dice: “La que embarra las cabezas con unas yerbas llamadas xiuhquilitl que son buenas contra las enfermedades capitales tiene por oficio buscar el barro negro, y traerlo al tianguiz para ponerlo en la cabeza a los que lo quieren, y echar encima las dichas yerbas estando molinas y mezcladas con las hojas de un árbol que se dice vixachi (o huizachi) y con la corteza llamada quauhtepuztli; a veces vende el barro mezclado solamente con las dichas hojas y con la corteza sin dichas yerbas”. Y en otro lugar, hablando de colores, refiere que “hay una yerba en las tierras calientes que se llama xiuhquilitl, majan esta yerba y exprímenla el zumo, y echando unos vasos; allí se seca o se cuaja. Con este color se tiñe lo azul oscuro y resplandeciente, es color preciado. (Xiquilite o yerba del añil). El “barro negro”, de que habla el P. Sahagún era llamad zatap por los quichés.[6]

La historia del añil es extensa puesto que enlaza el modelo colonial y la época de la Independencia, además su sistema artesanal, producción, exportación, transporte, el modelo precapitalista industrial; como podemos observar tiene orígenes precolombinos, la producción documentada implica además al Montepío de cosecheros de añil, cuya cuna fue la ciudad de San Vicente -según Barberena-, la decadencia del añil se inicia a los primeros años del siglo XIX, así lo demuestran decretos del año 1840, al igual que los primeros años de la Administración del General Gerardo Barrios, pero el 23 de marzo de 1846 Gerardo Barrios escribió al Presidente del Estado Licenciado Eugenio Aguilar “ Cuando estuve en Morazán en Costa Rica me interesé en el cultivo del café y yo creo que en este fruto está el porvenir del Salvador” [7]  esa condición marcaría un antes y un después de la historia del modelo agrícola de la nación; se conservan datos del añil exportados entre 1864 – 1912, pero el café tiene como antecedente la primera Ley de protección de la caficultura el 28 de mayo de 1846.

Bibliografía

En Industria añilera salvadoreña/Santiago I. Barberena — Diccionario Histórico-Enciclopédico de la República de El Salvador / Miguel ángel García – San Salvador: Imprenta Nacional, 1954. 1546-1946

Monografías históricas del Departamento de Santa Ana / Jorge Lardé y Larín – San Salvador: Ministerio del interior, 1955 pág. 126.

[1] Idem pág 23

[2] Idem pág 24

[3] Idem pág 25

[4] Diccionario Histórico-Enciclopédico de la República de El Salvador / Miguel ángel García –

San Salvador: Imprenta Nacional, 1954. 1546-1946 pág 21 —  Tomo 2

[5] Idem pág 26

[6] Idem pág 26

[7] Monografías históricas del Departamento de Santa Ana / Jorge Lardé y Larín – San Salvador: Ministerio del interior, 1955 pág.  116.

Ver también

Noche de Lluvia

Felipe Quetzalcoatl Quintanilla* Mario el cuarentón sentado ahí detrás del mostrador a las 3 de …