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De aquellos relatos místicos

Caralvá

“El año 387, una vez convertido a la fe cristiana, Agustín ha decidido su retorna a África. Pero la enfermedad mortal de su madre, Mónica, le obliga a dirigirse a Ostia (Roma), donde permanece un tiempo. En el libro IX, se extiende Agustín sobre el particular, detallando la importancia que tuvo para él su madre, canonizada más tarde por la Iglesia. Una experiencia mística compartida por ambos, cuando ella yace en su lecho mortal. Los lleva a participar de una visión de un mundo eterno. “Y de aquí, encendidos con mayor afecto, subimos al cielo, de donde, el sol, la luna y las estrellas envían su claridad sobre la tierra. Y aun subimos más adelante, pensado interiormente de vos.”.  Confesiones / San Agustín – Madrid: Melsa, 2003.  Pág. 13

El documento que en realidad son trece libros con diversos capítulos encierra la visión de Agustín de Hipona o Aurelio Agustín de Hipona conocido como San Agustín -13 de noviembre 354-28 de agosto 430- fue proclamado Doctor de la Iglesia en 1295.

Interesa la ubicación del cielo “y más adelante, pensando interiormente de vos”, es una concepción que se encuentra lejos y cerca de nuestra realidad, puesto que no es un sitio físico, sino una ampliación de la conciencia.  Es importante debido a que en cierta forma coincide con la realidad de nuestra materialidad-espiritualidad, un binomio constante en la humanidad.

Esas palabras deben ubicarse en nuestro siglo XXI, para comprender el universo.

Es importante indicar que estos pensamientos fueron escrito hace 17 siglos, una distancia en conocimiento abismal, a lo mejor las palabras no alcanzan la forma intuitiva de aquella mente extraordinaria, pero retorna al pensamiento griego “conócete a ti mismo”,  transformado en su escuela cristiana, ubicando a Dios en un círculo y en medio de ello  a Jesucristo (esta es mi apreciación) así todo el libro tiene sentido, además expone el pensamiento de Dios, sus propósitos, las acciones de su vida bajo esta relación hombre y divinidad que se encuentra unido a Jesucristo, ese unidad dialéctica recorre el extenso libro explicando diversas formas sensoriales, conductas, vicios, virtudes etc. en concordancia y múltiples citas de la Biblia cristiana, Agustín es en esencia un teólogo que dicta los mandamientos de Dios.

El conjunto de su pensamiento enriquece a cualquiera que posea la sinceridad de escribir su vida antes de ingresar a una religión, su vida no fue un ejemplo de santidad antes de su conversión, anotarlo en su libro es un acontecimiento destacado.

Leer un libro de esta naturaleza requiere al menos referencias de comparación con las escuelas griegas así la vertiente de Platón es una constante, al igual que otras tendencias de aquella época.

La pequeña cita que menciono, es una ilustración del complejo concepto de Dios, su concepción del cielo, la aspiración a la verdad (filosófica), renuncia a su vida anterior etc., que al menos esos elementos nos ayudan a observar la sociedad en constante cambio.

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