Salvador Ventura
El Diario de Hoy no es imparcial en sus comentarios y en sus informaciones, purchase al seguir y plegarse a una agenda del partido Arena, ask pierde credibilidad y juzga, try critica y ataca con una fuerte carga política e ideológica.
Y es cuando surgen los buenos y los malos, los usurpadores y los responsables, los excelentes administradores y los rectores del desorden y la destrucción, lo vemos claramente en su editorial del viernes 27 de febrero del año en curso, cuando se refiere al Sistema Integrado del Transporte Metropolitano de San Salvador (SITRAMSS).
“Escoger entre los que quieren servir a la ciudad capital y al país, y los que se sirven de la ciudad y el país para enriquecerse y lograr sus objetivos, es la disyuntiva del próximo domingo” (se refiere a las elecciones recién pasadas de diputados a la Asamblea Legislativa, al Parlamento Centroamericano y los Concejos Municipales).
“Las señales son muy claras. Para montar su negocio de transporte, el SITRAMSS, los rojos han usurpado la principal vía metropolitana, la Juan Pablo II. No se puede esperar que quienes están destrozando a San Salvador para su propio interés sean los que van a trabajar positivamente por nuestra capital”.
En este país siempre ha existido una clase (la burguesía) que se ha enriquecido a costa de la venta de la fuerza de trabajo de los salvadoreños, ha aprovechado sus poder económico para ejercer su dominio en los tres Órganos del Estado, ha utilizado toda clase de mecanismos para mantener ese control, incluso en un largo período usando a la fuerza armada.
El transporte urbano ya está obsoleto, hay un desorden motivado por la excesiva carga de vehículos tanto privados como de uso público, por lo tanto se imponía desde hace mucho tiempo la modernización, la rehabilitación y construcción de nuevas vías, pasos a desnivel y un orden en el centro y la periferia de San Salvador.
Los cuatro gobiernos de Arena fuera de la construcción de pequeños pasos a desnivel, no hicieron prácticamente nada para modernizar el transporte en la zona metropolitana, lejos de ello hicieron oscuras alianzas con asociaciones y empresarios de buses y microbuses y se aprobaron leyes para prolongar la vida útil de destartalados e inseguros medios de transporte público.
El editorialista no es ecuánime y falta a las más elementales reglas éticas cuando de una realidad directamente abordada por el gobierno del FMLN pasa a hechos totalmente ajenos como el referirse a las muertes de “Roque Dalton, de la Mélida Anaya, de Cayetano Carpio y de otros como Miguel Castellanos”.
Es como mezclar el agua con el aceite, algo está fallando en el criterio, la línea editorial y los enfoques periodísticos del señor director, su profundo odio ideológico no le permite reflexionar y comentar con altura y propiedad intelectual, lo viene haciendo con demasiada frecuencia. Analicen este otro párrafo:
“Es lo contrario de cómo funciona el país que trabaja, que produce, que analiza, que se esfuerza por sostenerse y hace lo que está a su alcance para sobreponerse a los saqueos fiscales, a las depredaciones de las pandillas y a la extorsión, que es la realidad cotidiana de la mayoría de salvadoreños”. Más allá de ese perjudicial “queísmo”, por ventura ¿alguno de ustedes entiende o relaciona esta perla de párrafo con el contexto general del tema abordado por el editorialista? El señor viene hablando del SITRAMSS, “servidores de la capital”, de vías, destrozos, etc. Y de repente habla de extorsiones, la ANEP, CASALCO y saqueos fiscales.
Si el señor director actuara o escribiera con cierto grado de racionalidad entendiera algunas cosas: el gobierno del FMLN trabaja en función de las mayorías poblacionales, lo hace con transparencia, ha convocado a un diálogo nacional para construir una agenda de nación, se hacen obras consultando a la población.
El gobierno desarrolla programas sociales de gran beneficio para el pueblo salvadoreño, sobre todo para las familias más vulnerables, no es cierto que “se han ido reduciendo los subsidios que antes (?) se daban a entidades educativas…”, como afirma en su ponzoñoso editorial, por supuesto no habla de los subsidios al transporte, a la energía eléctrica, al agua y el gas propano.
En este país, de acuerdo con la forma de pensar del director de este medio, la riqueza y el progreso nada más está destinado a una clase determinada, la burguesía y la oligarquía, los campesinos, los obreros, los empleados, los profesionales, la clase media, no puede acceder a una vida mejor, para ellos deben limitarse los servicios educativos, de salud y vivienda.
Con esta forma de pensar, de enfocar los pequeños y grandes problemas del país, difícilmente vamos a erradicar la pobreza y la ofensiva desigualdad en la sociedad, la Junta Directiva de El Diario de Hoy debe reflexionar y al menos cambiar su actitud para abordar los temas relacionados con las mayorías poblacionales.