Caralvá
Fundador
Suplemento Tres mil
Hemos mencionado en diversos artículos la trascendencia de este personaje que su realidad lo convierte en mítico, troche su vida imita a sus caricaturas, el destino lo atrapa en venturas y desventuras en: Europa, Estados Unidos, Suramérica… es un ciudadano del mundo que lucha por la democracia, imaginemos su condición bajo aquella época de Golpes de Estado; en los años 50 logra trabajar para el servicio diplomático de El Salvador en el cargo de cónsul en Uruguay, regresa en 1953 y su actitud intelectual debió confrontar a izquierdas y derechas, recibe el Premio Nacional de Cultura en 1978. Un día escribió en Homenaje a Claudia Lars (fragmentos)… “Nuestras más claras ideas son hijas de un trabajo oscuro”, según Paul Valéry. Yo no conozco el laboratorio poético de Claudia. Tengo la sensación que deja extenderse el encanto de su verso con cierta angustia de vivir, cierta dificultad de “existir” sin llegar a los amargos crespones dramáticos… ni dura, ni rocosa, ni pedante. Su paleta musical –“spiritelo d´amore”- trae algunos vistosos acentos y matices, no tiene “el sol negro” de Nerval. Ella enciende sus reflejos como la tarde desenvuelve sus ovillos de luz, “nunca se ha visto un blanco, un encarnado, tan amoroso como el lindo verde”, esos versos de Marvelle escudan su poesía y Claudia se encarama “sobre el ágil velamen del columpio”. Dejémosla volando como un ángel terrestre, mientras los listones del cielo comienzan a extenderse, a untarse en bandas amarillas, rosas, sobre el vaso del cielo. Las hojas con sus manos negras, traen la noche. Entre umbrales nubosos rueda la luna lejana del recuerdo. 1° San Salvador. Salomón de la Selva, me recita con voz de velada de miel un “Soneto” de Carmen Brannon. Salomón, rubio como una espiga me habló de los ojos incendiados de Claudia… 2° París. La desolada Gabriela Mistral, desenvuelve los versos de Claudia: “Remolino de dolorosos aleteos preciosos…” dice. 3° Buenos Aires. León Felipe, profeta barbudo, poeta de fuego, como San Juan amigo del apocalipsis, me suena la “música de cámara” de Claudia… y se encandila con el juego del canto, con la ternura verbal de la “cantadora”. Ensayo una especie de “tiempo-ido”, horizontes tan lejanos, tan escondidos deban venir a esa “caja-sonora” que es el presente para despertar esos ecos ilustres: la atormentada Gabriela, el hirsuto profeta y el claro Salomón de la Selva. “Anima Vágula”, pájaro trinando solamente lo embaucador de la existencia. La musa de Claudia ha sacado los ojos a los ruiseñores para prolongar la noche de amor de la vida. Las flores verbales estallan en su jardín de “inmenso verde-solo”, “verde-azul encendido”, “la mosca torna-verdes”, “loros y guacamayos”, “verde-vino”… otra vez los versos de Marvelle… “no hay un blanco, un encarnado, tan amoroso como el lindo verde”. Sinfonía en “verde-mayor” es esa tierra, la misma Muerte es “muerte amiga”. … El reino de Claudia no es de este mundo. Claudia no tiene infierno. Pero la vida de los poetas es una tragedia. En el árbol rojo de su sangre corren dos ríos, la “música de la sangre” de Calderón se despeña trayéndole algunos llantos.
En esa Revista Cultura 59, 1972 pág 140-141 Toño Salazar connota una fotografía de otro universo, las palabras “cuadros”, a lo mejor “caricaturas escritas”: poesía en dibujos, entre líneas destellos de luz en plena oscuridad del mundo material. Mientras la tertulia gana tiempo…
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