El distinguido y apreciado sacerdote jesuita José María Tojeira escribió el martes recién pasado, treatment en su acostumbrado espacio en Diario Co Latino, decease bajo el título “¿Golpe de Estado?, que: “Algunos oficiales del gobierno, cansados de la crítica sistemática de algunos sectores, y de diversos ataques en las redes sociales, han hablado de golpistas y de una desestabilización tendiente a favorecer un golpe de estado. ¿Se puede dar esa contingencia, por llamarla de alguna manera, en El Salvador? Creo que en la actualidad es imposible”.
Y en el mismo párrafo agregaba: “Y por esa misma razón no conviene hablar de ese modo. Es posible que a algunos fanáticos de la derecha les gustara la idea de un golpe, pero son demasiado pocos y demasiado débiles como para poder impulsar la historia salvadoreña actual en esa dirección. Que haya quienes se quieren aprovechar de los fanáticos con fines de desgaste es otra cosa. Pero mencionar el tema del golpe de estado es hacerles propaganda a quienes, aunque irrealizables hoy, puedan tener ese tipo de intenciones”.
Sin lugar a dudas, el respetable padre Tojeira como le llamamos con cariño, cuando hizo su reflexión estaba hablando de los golpes clásicos, como los que financiaron los oligarcas, en tiempo de la dictadura militar. Y en esto estamos de acuerdo, ya no se pueden dar ese tipo de golpes de Estado, porque después de la firma de la paz, El Salvador hizo profundos cambios, como por ejemplo, en la formación de la oficialidad, no con el salto de calidad deseado, por supuesto, pero hoy no se le enseña a la oficialidad que los comunistas, la gente de izquierda o los sindicalistas son los enemigos a vencer, mucho menos pensar en eliminarlos.
Pero la oligarquía y burguesía que financiaron los golpes está allí, algunos muy canos, por su puesto, pero no han evolucionado, salvo unos cuantos, pues en todo hay excepciones.
Los y las de la Cruzada Pro Paz y Trabajo, son representantes hoy de ese pasado.
Al padre Tojeira se le olvida, además, que en estos tiempos los Golpes de Estado han sufrido una metamorfosis. Lo que ha sucedido a regímenes árabes, más conocida como “la primavera árabe” , en referencia a la cadena de movimientos opositores que se desataron a partir de 2010 en Túnez y que abarcó otras naciones árabes.
En sur América, la República Bolivariana de Venezuela, principalmente, al igual que Ecuador y Bolivia, son blancos casi permanentes de sendas campañas promovidos por los grupos de derecha más recalcitrante, para provocar una crisis en esas naciones, lograr el levantamiento popular para poner fin a esos gobiernos de izquierda.
Al padre Tojeira se le olvida que los nuevos golpes son desarmados, pero siguen un guión bien planeado y articulado por empresarios, políticos, medios de comunicación y grupos oscuros, como la “mano negra” denunciada por Eugenio Chicas, y que son tan letales como las armadas, y hasta más tortuosas, por el tiempo que las mantienen en vigencia hasta lograr sus objetivos, nuevamente, hay que mirar a Venezuela, como el ejemplo más cercano de esos nuevos golpes.
César Ramírez Caralvá, no anda perdido, cuando enumera los planes desestabilizadores en El Salvador, y que si se le agregan otras factores, ya podrían estar al frente de un plan golpista de nuevo tipo. “Declarar ilegítimos los procesos electorales, negar la institucionalidad del máximo organismo electoral, realizar reformas electorales días antes del evento ciudadano, aceptar recursos de amparo para retrasar perversamente el resultado consultivo, impedir que la Asamblea Legislativa se constituya en la fecha indicada por la Constitución, destituir exmilitares en cargos públicos, negar impuestos a los grandes capitales, impedir el financiamiento del Estado por préstamos internacionales, etc… podemos imaginar –solo pensarlo- que pronto los amparos constitucionales podrán declarar la amnistía como incorrecta y declarar que muchos de los actuales políticos están inhabilitados y abrir un surco de cuestionamientos sobre todo el proceso de postguerra, declarar inconstitucional al SITRAMSS, la conformación de la Asamblea Legislativa…”, podrían ser algunos de los componentes de esa tipología. Nada de esto, por cierto, es parte de una simple crítica al Gobierno, hay algo más oculto.