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De «patio trasero’ a «basurero»

Por Leonel Herrera*

Ni el más entreguista de los presidentes areneros llegó tan lejos como Nayib Bukele en su afán de congraciarse con el gobierno de Estados Unidos.

Con tal de conseguir impunidad, el gobernante inconstitucional de El Salvador parece dispuesto a hacer cualquier cosa, incluso alojar en la mega cárcel del CECOT a criminales extranjeros.

Bukele también le ofreció al secretario de estado Marco Rubio recibir a todos los migrantes de cualquier nacionalidad que Estados Unidos quiera deportar a nuestro país.

Todo eso con una sola condición: que la administración de Donald Trump le devuelva a los cabecillas pandilleriles, a quienes el mismo Bukele permitió escapar de la justicia salvadoreña como parte de su negociación con las maras, antes del actual regimen de excepción.

A la embajadora Milena Mayorga «se le salió» la confesión y dijo en una entrevista televisiva que Bukele pidió expresamente a Rubio la devolución de los jefes de pandillas salvadoreños que están detenidos en Estados Unidos.

Uno de estos jefes criminales es Elmer Canales Rivera, conocido como «Crook», a quien en noviembre de 2021 el gobierno de Bukele sacó ilegalmente de la cárcel de máxima seguridad de Zacatecoluca, le entregó una arma, lo alojó varios días en un apartamento de lujo en San Salvador y finalmente le permitió escapar hacia Estados Unidos.

En los audios publicados por El Faro, Carlos Marroquín, director de Tejido Social del Ministerio de Gobernación, admite que él personalmente llevó a «Crook» a Guatemala.

En esos audios, Marroquín también afirma que «Batman» (probablemente refiriéndose a Nayib Bukele) está al tanto y avala sus negociaciones con miembros de pandillas.

«Crook» fue capturado dos años después en México por agentes del FBI y actualmente está enjuiciado en Estados Unidos, donde podría ser criteriado y declarar sobre los pactos del gobierno de Bukele con las maras.

Por negociar con las maras ya están procesados en una corte de Nueva York Carlos Marroquín y Osiris Luna, director general de Centros Penales y viceministro de Seguridad Pública. Bukele teme que «Crook» y otros pandilleros presos en Estados Unidos lo señalen e involucren directamente a él, y por eso pide a Rubio que se los devuelva.

La negociación del gobernante ilegal con Rubio es sólo personal y busca impunidad. Bukele no pidió mantener el TPS para 180 mil salvadoreños, ni abogó por otros 300 mil que podrían venir en las primeras deportaciones masivas de Estados Unidos.

Bukele tampoco gestionó cooperación estadounidense; al contrario, avaló la suspensión del financiamiento de USAID porque entre los beneficiados hay organizaciones críticas de sus abusos de poder y violaciones de derechos humanos.

El autócrata salvadoreño ni siquiera pidió inversiones para generar empleo y reducir la migración. Lo que sí hizo fue ofrecerle a Estados Unidos minerales del subsuelo nacional.
El convenio sobre desarrollo de energía nuclear es para extraer torio y otros minerales radioactivos para la industria espacial y nuclear estadounidense. Además de entregarle el oro, plata y otros metales preciosos a la minera Titán.

En el plano político-simbólico, con la espuria y nefasta negociación de Bukele con Rubio, El Salvador deja de ser «patio trasero» de imperio gringo y se convierte en su «basurero».

Esto porque, en el juego de sentidos, Bukele asume voluntariamente el rol de depósito de desechos que Trump le otorgó a El Salvador (junto a Haití y países africanos) al definirlo como un «hoyo de mierda».

Insisto, nadie llegó tan lejos ni nadie cayó tan bajo como Bukele en su búsqueda de impunidad. El país sufre una de las peores afrentas de su historia.

*Periodista y activista social

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