@arpassv
La campaña proselitista casi termina, here y –como bien dice el ex rector de la UCA, José María Tojeira– tuvimos un pobre debate electoral. A decir del sacerdote jesuita, “la campaña ha sido más electorera que electoral” porque fue pobre en conceptos, pobre en el análisis de la realidad y pobre en aportes al futuro del país.
El señalamiento del Padre Tojeira –publicado ayer en un artículo del Diario Co Latino– se constata por, al menos, las siguientes tres situaciones.
La primera situación es que la discusión sobre las formas sustituyó al debate de los contenidos. Por ejemplo: la discusión sobre las diversas formas de votar –provocada por extemporáneas e inoportunas resoluciones de la Sala Constitucional– impidió un mejor debate sobre las propuestas de los partidos y candidatos.
La segunda situación es la poca o nula referencia –en las propuestas de los contendientes– a problemas urgentes de país y falta de compromisos en materia ambiental y lucha contra la impunidad. Sólo el FMLN prometió aprobar las leyes de agua y de prohibición de la minería, los partidos de derecha en coro dijeron que no.
A elegir un Fiscal General idóneo y a depurar el sistema judicial para reducir la impunidad, no se comprometió ningún partido ni candidato. La elección del Fiscal –a fines de este año– fue tema vedado en la campaña, como lo fueron también democratizar la comunicación y la reforma fiscal progresiva.
Y no se diga legalizar el aborto terapéutico, ético y eugenésico. El partido o candidato que lo hiciera habría sido linchado por las organizaciones conservadoras y medios de derecha.
Y la tercera situación que confirma la pobreza del debate electoral es la campaña sucia que ARENA y organizaciones de fachada lanzaron al final del período proselitista. Como hace en campañas presidenciales, el partido oligárquico busca atemorizar al electorado con la supuesta aspiración autoritaria de la izquierda.
ARENA –cuyos gobiernos hundieron al país en la pobreza, violencia, corrupción y deterioro ambiental– ahora propone “corregir el rumbo del país” desde la Asamblea Legislativa y las alcaldías. Este slogan, se refiere a la pretensión arenera de volver a instaurar el gobierno corporativo y patrimonialista de las élites oligárquicas.
Así que ante este pobre debate electoral, la población debe revisar la trayectoria de los candidatos y los intereses que defienden los partidos para votar por quienes abanderen la continuidad y profundización del proceso de cambios. Votar por los que quieren “corregir el rumbo del país” sería retroceder.