Rolando Alvarenga
En la columna anterior aportamos una serie de insumos que debería considerar la “nueva Asamblea Legislativa” para dar un golpe de timón que provoque un salto de calidad e inyecte oxígeno a nuestro moribundo cadáver deportivo.
En dicha publicación propuse que se incremente el presupuesto del INDES a 24 millones de dólares anuales y que se destine el ochenta por ciento a los atletas y el veinte por ciento restante a la administración burocrática.
Otra serie de recomendaciones o sugerencias que podrían servir para dignificar y darle otra cara al deporte salvadoreño son: dejar sin efecto, por decreto, la tradicional e irresponsable práctica del turismo deportivo con fondos estatales.
Una práctica que a las federaciones, INDES y el COES les ha causado inflación de costos en los contingentes integrados por “futuros campeones” de los cuatro Juegos del Ciclo Olímpico y otros eventos de alta jerarquía.
No obstante, la realidad es otra y los resultados son la prueba fehaciente de que las justificaciones carecen de un argumento sólido así que ¡nada que ver!
Por ello, si al COES le parece una injerencia estatal el cuestionar el uso de los fondos a las federaciones, debería pagar con sus recursos estos tours y el Gobierno solo tendría que cubrir los costos de los atletas que ya tienen buen suceso en la alta competencia internacional, como el del marchista Gilberto Menjívar. En Managua 2017, por ejemplo, el contingente lo integraron 500 personas que tuvieron como resultado vergonzoso quinto lugar, por lo que evaluando con sangre fría la cantidad de atletas que tuvieron que ir no sobrepasa los 150.
Sin embargo, siempre se argumenta que se va “a ganar experiencia” y que “los Centroamericanos son los únicos juegos de nuestros atletas”, pero nunca capitalizan la experiencia y siempre terminan con la lengua de fuera.
La razón es que los procesos de preparación no son integrales y así se han gastado millones de millones de dólares. ¡No más!, ¡no más!