Gloria Silvia Orellana
@SilviaCoLatino
En una pequeña planicie de la Loma del Pájaro, cantón Linares Caulotal, municipio de San Agustín, Usulután, se alza el monumento memorial a las víctimas de la Masacre La Quesera, que desde este pasado viernes 24 de mayo, ostenta el reconocimiento y declaratoria de “Bien Cultural”, otorgado por el ministerio de Cultura, por su valor histórico social que expresa cohesión y cooperación de quienes honran la memoria de sus familiares y vecinos.
La Masacre de La Quesera, ocurrió entre el 15 y el 31 de octubre de 1981, en los municipios de San Agustín, Berlín y Jiquilisco, del departamento de Usulután, que afectó alrededor de diez cantones, en los cuales la población civil fue exterminada por miembros del ejército, así como por elementos de la Guardia Nacional y Policía de Hacienda, según los testimonios de los y las afectadas.
María Marta Luna, del caserío Bolívar, municipio de Jiquilisco, recordó, como junto a su familia y otros pobladores tuvieron que huir del ejército, luego de la destrucción del Puente de Oro, ya que se realizó posteriormente un operativo militar que desencadenó el asesinato de más de quinientas personas.
“Era una gran balacera ese día, que venía desde la carretera, eran como las tres de la tarde y mi cuñado Luis Melgar, nos dijo -sálganse que vienen matando a todos- nosotros vamos a ir ponernos allá (observar) y mandar a alguien a avisarles, pero nadie llegó, porque los mataron. Así que nosotros solo pudimos tirarnos al suelo y escondernos. Yo encontré un palo que le llaman de aguacate mono, a la orilla del río (Calleja), que se había caído y las raíces estaban de fuera y allí nos defendimos, pasamos escondiéndonos ahí, por tres días, ya no teníamos casas las habían quemado, destruyeron todos los cultivos, recuerdo que fue el ejército, Guardia Nacional y la Policía de Hacienda”, expresó.
El informe y Recomendación Técnica de Lugares de Memoria Histórica de Ministerio de Cultura, documenta este hecho de violencia cometido por el ejército salvadoreño, bajo el operativo denominado “Tierra Arrasada”, en varios caseríos y cantones de los municipios de San Agustín, Jiquilisco y Berlín del departamento de Usulután. En que, perpetraron ejecuciones masivas, desplazamientos forzados, secuestros de niños y niñas, así como, la destrucción de bienes en perjuicio de la población civil.
“Solo oíamos la balacera y corríamos. Recuerdo que ya le había caído una bala a un niño y la mamá lo llevaba en brazos como dormido, porque él ni lloró, ni nada. Y le dijo otra, mire a su niño ya se lo mataron… Entonces ella, lo volteó a ver, lo acaricio y dijo: ¿ahora qué hago, qué hago?, le dijeron que lo pusiera debajo de ese paredón, que tenía unas lajas, lo envolvió con la mantilla y allí lo dejó. Seguimos corriendo a escondernos, para que no nos mataran los aviones, eso fue en un día, al siguiente teníamos que seguir huyendo a otro lugar”, reseñó María Ayala, sobreviviente de la Masacre La Quesera.
La hermana Nohemy, que acompaña a los pobladores en las comunidades, reiteró el propósito y espíritu de compromiso de sobrevivientes y víctimas, en la búsqueda de justicia, desde la Asociación de Sobrevivientes de La Quesera.
“Queremos perpetuar la memoria de estas hermanas y hermanos nuestros, de los cuales, hemos recogido sus restos, les hemos dado cristiana sepultura y los tenemos presentes. Hemos construido un museo para evidenciar con fotografías y objetos, que pertenecían a las víctimas de la masacre, para que sepan que aquí, se realizó una cruel persecusión y asesinato de campesinos y campesinas, que en su mayoría eran ancianos, ancianas, niños niñas y mujeres, cuyo delito fue vivir en estos cerros. Este sitio (Mausoleo Víctimas), rescata la memoria sobre la gran atrocidad ejercida contra la gente humilde de nuestra población, para que nunca haya una nueva repetición de estos hechos sangrientos, fueron víctimas inocentes del odio que hay en el corazón de las personas”, manifestó.
La petición colectiva para declarar “Bien Cultural”, el monumento memorial de la Masacre La Quesera, tenía más de una década, afirmó Ovidio Mauricio González, coordinador de la Asociación Tutela Legal “Dra. María Julia Hernández”, quienes históricamente, han acompañado a las víctimas para buscar la reparación y resarcimiento moral de sobrevivientes y víctimas.
“Recuerdo cuando llegaron los grupos de víctimas a Tutela Legal del Arzobispado, para buscar una reparación moral. Esta es una forma de reconocimiento sobre el sufrimiento que tuvo la población de estos lugares, quienes sufrieron estos hechos que son graves violaciones a los derechos humanos. Y también, recordemos que aún falta la principal reparación moral, que es la justicia y la verdad, porque es a través de la verdad se llega a la justicia. San Oscar Romero, lo decía, la paz es fruto de la justicia. Eso lo sostuvo siempre, ahora nosotros pedimos una verdadera paz para las víctimas”, reseñó.
En cuanto, a la discusión al anteproyecto de Reconciliación y Reparación a las Víctimas, Ovidio Mauricio, señaló que esperan que los diputados y diputadas, reflexionen ante las cartas, peticiones y manifestaciones, incluso la de organismos internacionales de derechos humanos, para que aprueben una ley realmente justa y verdadera.
La ministra de Cultura, Silvia Elena Regalado, expresó su reconocimiento y compromiso a los pobladores de las comunidades de: Nueva Esperanza, Armando López, Papalota, Limonera, La Noria, El Zamorano, Octavio Ortiz, Linares, San Juan de Letrán, Tierra Blanca y San Marcos Lempa de Usulután.
“Escuchar esos hechos que sucedieron de primera voz, es un horror la historia que hemos vivido como país y más unas comunidades sobre todo las campesinas, yo era una adolescente en ese momento (de la historia), estaba organizada en Santa Tecla, pero era otra situación, porque en la ciudades no se podía esconder este tipo de hechos, como los que se dieron acá, en el campo”, puntualizó.