Alma Vilches
@AlmaCoLatino
La misa dominical celebrada en la Cripta de Catedral Metropolitana, por el sacerdote Alberto Chávez, fue dedicada a las víctimas que durante el conflicto armado fueron desaparecidas, masacradas, torturadas y asesinadas, por quienes sus familias siguen pidiendo verdad y justicia.
Señaló que al hablar de los familiares desaparecidos durante el conflicto armado, se debe pensar que la vida no termina en el momento del asesinato y la violencia, sino al contrario, la vida comienza en el momento de su martirio.
“Esa es la diferencia entre el amor y odio, el amor es invencible, que estemos aquí reunidos pidiendo por los fieles difuntos 40 años después, es muestra que el amor sigue estando en nosotros, para cada uno de los familiares perdidos el amor sigue estando en los corazones y en nuestra vida”, enfatizó Chávez.
Asimismo, reiteró que quien odia, asesina y todo termina para él; pero quien ama, nunca deja de hacerlo y atestigua que Jesucristo ha resucitado y por ende, en los muertos no ha terminado su vida, por lo tanto, eso debe ser un motivo de esperanza y querer alcanzar el cielo.
“Aunque nos cueste amar a quien nos ha hecho daño y arrebato a un familiar, el señor pide amar, porque ni la muerte, persecución o violencia nos podrá apartar de Dios. Conmemorar a los difuntos es para recordar que están en cielo esperando por nosotros”, sostuvo el religioso.
Destacó que el recordar a los familiares y víctimas del conflicto armado, son momentos transcendentales, pero en el dolor y sufrimiento el Señor quiere iluminar la historia y el corazón de cada uno, hacer una declaración de amor, porque manda amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todo el ser, y al prójimo como asimismo, no manda hacer nada que él no haya hecho primero.
“El Señor nos ha amado aun cuando se presentan momentos difíciles, nos ha amado al extremo de dar su vida en la cruz, también está el ejemplo de los mártires, como Monseñor Romero que amó a su pueblo con todo el corazón, dando la vida por su pueblo”, afirmó el sacerdote.
Durante la eucaristía se recordó el mensaje de San Oscar Romero, quien en ese momento pedía a las madres no dejar anidar en sus corazones el rencor y odio, ni siquiera contra los que torturaron o masacraron a sus hijos, tampoco contra las manos de los criminales que los tienen desaparecidos.