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Defensores de sus derechos ¿Fanáticos?  

Durante las últimas semanas, diversos sectores sociales, ciudadanos no organizados, han iniciado una lucha en contra de las resoluciones de la Sala de lo Constitucional que ahorcan económicamente al gobierno del Presidente Salvador Sánchez Cerén.

Los que protestan día tras días, semana tras semana, es porque están en desacuerdo con las resoluciones desestabilizadoras, y que un magistrado de la Sala de lo Constitucional, por no decir todos, los denomina “Fanáticos”.

“Fanáticos” porque defienden programas sociales que durante siete años han beneficiado a miles de salvadoreños, esos mismos salvadoreños que se encontraban en la extrema pobreza, fomentada durante los gobiernos de la derecha oligárquica salvadoreña; esa misma que nunca miraba a los de abajo, solo a los sectores dueños del gran capital en El Salvador.

Ciudadanos “fanáticos”, por querer seguir siendo beneficiados de los subsidios, recibir paquetes escolares, uniformes, zapatos para sus hijos e hijas, salud y medicinas de forma gratuita, cuotas para personas de la tercera edad; programas que se encuentran en riesgo por las sentencias de la Sala de lo Constitucional que bajo la defensa de intereses particulares, no del bien común, bloquean recursos para el Gobierno en turno.

“Fanáticos” fueron los estudiantes de la Universidad de El Salvador, que en 1975 fueron objeto de represión y vilmente asesinados por oponerse a la represión social impuesta por los gobiernos militares.

Ese mismo “fanatismo” vivieron miles de salvadoreños que cansados de tanta represión y falta de respeto a los derechos humanos lucharon en un conflicto armado que  durante 12 años se llevó la vida de muchos salvadoreños.

Tiene razón el magistrado Belarmino Jaime, estas personas son “fanáticas”, porque así los llama la oligarquía, a quienes toman banderas de lucha para cambiar el estado de cosas heredadas del capitalismo salvaje.

“Fanáticos” llamaron a quienes, a través de la historia salvadoreña han mantenido una lucha contra los grupos fácticos  de poder.

Ahora, el magistrado Jaime se incomoda porque diversos grupos de personas buscan cambiar las cosas, exigir sus derechos y hacer valer el derecho de las grandes mayorías, que la Sala de lo Constitucional, con sus resoluciones pone en peligro, porque resuelven a favor de sus intereses personales, del sector empresarial y del poder económico.

La Sala de lo Constitucional ha bloqueado un total de $1,410 millones de dólares, a través de cinco sentencias, una de ellas la emisión de bonos por $900 millones de dólares, fondos que estaban destinados para la Seguridad, educación, salud e inversión social.

Además, del impuesto del 1% a las ventas de las empresas que declaran pérdidas, impuesto del Fondo para la Atención de Víctimas de Accidentes Tránsito, Impuesto a las llamadas telefónicas al exterior y la Ley de amnistía Tributaria; todas con el objetivo de recaudar fondos a favor del pueblo salvadoreño y no destinadas a las minorías oligarcas del país.

Se equivoca, magistrado Belarmino Jaime, el pueblo que sale a las calles no son simples fanáticos que están en oposición a su persona y demás magistrados,  la ciudadanía sale a las calles a exigir sus derechos. En todo caso, más vale ser fanáticos porque quieren profundizar los cambios iniciados en 2009, a convertirse en cómplices con su silencio, a favor de la oligarquía criolla.

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