Tomado de UNIVISIÓN
El caso de los cuatro estadounidenses secuestrados a punta de pistola en Matamoros, de los cuales dos fueron asesinados por un grupo del crimen organizado, ha puesto los reflectores sobre un problema del que poco se habla.
No hay reportes oficiales sobre turistas de Estados Unidos secuestrados en México y las estadísticas del Departamento de Estado de Washington solo se enfocan en los que murieron en ese país por homicidio, accidentes vehiculares, suicidios, atropellamientos, sobredosis de droga o causas desconocidas.
El Buró Federal de Investigaciones (FBI) toma las denuncias de raptos en el extranjero y también las que interponen personas en este país (sin importar su estatus migratorio) a quienes criminales han exigido un pago a cambio de la liberación a un ser querido.
La agencia no respondió a las solicitudes hechas por este medio sobre estadísticas relacionadas con el tema. El FBI solo se refirió a lo ocurrido recientemente en el estado fronterizo de Tamaulipas y afirmó sin ampliar que trabaja con las autoridades mexicanas para resolver el caso.
Solo a través de denuncias hechas por las propias víctimas y sus familiares, documentos judiciales y un par de publicaciones del FBI en las redes sociales, se han conocido los detalles de algunos incidentes de este tipo contra estadounidenses en México.
En uno de los sucesos más recientes, un joven de 19 años fue raptado y asesinado en la ciudad fronteriza de Tijuana, Baja California, en mayo de 2020.
Ensangrentado, el muchacho fue mostrado a sus familiares, que estaban en California, en una videollamada por Facebook y les advirtieron que debían pagar un rescate lo antes posible.
A pesar del avance de las negociaciones, los captores decidieron matar al chico. Este crimen estaría vinculado a un robo de tres libras de metanfetamina, por las cuales le exigieron a la víctima y a sus familiares pagar entre 2,000 y 3,000 dólares, describe la acusación. Dos mexicanos han sido imputados por este asesinato, entre estos, Wyatt Valencia Pacheco, un residente de Tijuana.
Se cree que otro ciudadano de Estados Unidos, Jesús Eduardo Paez López, fue asesinado por el crimen organizado. Este hispano nacido en Los Ángeles, California, “fue secuestrado por varios hombres armados de una residencia en El Roble, Sinaloa… en la madrugada del 4 de enero de 2020. Desde entonces no se ha vuelto a ver ni saber de López”, señala el FBI.
En septiembre de ese año, la dependencia fijó una recompensa de 10,000 dólares por información que ayudara a rescatarlo. Pero, en enero de 202, se habían perdido las esperanzas de encontrarlo con vida.
Más de un año de cautiverio en Sinaloa
En la capital de Sinaloa, en marzo de 2021, un operativo en el que participaron militares y policías mexicanos logró el rescate de una mujer afroestadounidense que estuvo retenida contra su voluntad durante más de un año, según informó la Fiscalía General de la República (FGR).
La víctima, que ha sido identificada por las autoridades con las iniciales ‘ND’, es familiar de un presunto traficante de drogas que se asoció con un operador del Cartel de Sinaloa, Luis Raúl Castro Valenzuela.
El Departamento de Justicia alega que Castro Valenzuela le enviaba cargamentos de heroína y fentanilo desde marzo de 2017 a Jamar Jackson, alias ‘Jay’. Los dos ganaron mucho dinero, pero tuvieron problemas a principios de 2020 y el sinaloense se la cobró caro: secuestró a la familiar de su socio.
La mujer permaneció en cautiverio entre el 14 de enero de 2020 y febrero de 2021 en la ciudad de Culiacán, el bastión del cartel. En esos trece meses, Castro Valenzuela la amenazó varias veces con hacerle daño y matarla, para obligar a Jackson a que le pagara una suma de dinero no especificada.
A través de mensajes de WhatsApp discutían la situación de la mujer raptada y la deuda. Jackson seguía coordinando a varios vendedores de droga en Delaware y Pennsylvania, indica la acusación.
Las autoridades mexicanas informaron que la mujer fue rescatada “en buen estado de salud” durante una operación realizada en tres inmuebles de Culiacán. Un solo disparo se detonó en esa incursión.
La víctima estaba en el primer inmueble al que ingresaron efectivos de la Marina y de la Policía Federal Ministerial. Allí, la vigilaba un hombre. Al registrar las otras dos casas de seguridad del cartel arrestaron a Castro Valenzuela, quien tenía un arma de grueso calibre, y a una mujer que lo acompañaba.
La ‘Carretera de la Muerte’
Al igual que en el caso de reciente de Matamoros, no todas las víctimas estaban involucradas en actividades criminales.
Un ejemplo es la madre mexicana y sus dos hijos estadounidenses que desaparecieron en junio de 2021 tras salir del poblado de Sabinas Hidalgo, Nuevo León, y tomar la carretera que llega hasta una garita fronteriza en Nuevo Laredo, Tamaulipas.
El FBI también busca a esa familia. Se cree que los secuestraron, pero -hasta donde se sabe- jamás se pidió un rescate para liberarlos. En esa autopista les han perdido el rastro a varias personas, sobre todo choferes de camiones de carga. Por eso le dicen ‘La Carretera de la Muerte’.
En su más reciente alerta de viaje, el Departamento de Estado advierte a sus connacionales que en varios estados de México ocurren secuestros, incluso a plena luz del día.
“Los delitos violentos, como homicidios, secuestros, robos de vehículos y asaltos son generalizados y comunes en México”, señala la dependencia.
Varios casos en Tijuana
En la ciudad de Tijuana, donde 37 estadounidenses han sido asesinados desde 2019, han ocurrido varios delitos de ese tipo. El FBI ha colaborado en varias investigaciones para liberar a las víctimas y atrapar a los criminales.
Uno de sus objetivos fue una banda que estaría ligada a por lo menos 20 asesinatos. Para enganchar a sus víctimas, esta célula criminal les prometía oportunidades de negocios, ofertas en equipo para sus empresas o tener relaciones con mujeres, según la Fiscalía federal.
Esta organización criminal asesinó a dos californianos, Salvador Acosta Medina y Edgar Esteban Guzmán, de acuerdo con una acusación presentada en el Distrito Central de California.
A sus familiares les pidieron un rescate de 25,000 dólares y los mataron a pesar de que recibieron el dinero que exigían por uno de ellos y en el otro caso intentaron entregarles un auto deportivo.
Antes de que le hicieran daño a un hombre radicado en el condado de Los Ángeles, por quien pedían un rescate de 20,000 dólares, policías lograron sacarlo con vida del motel Aqua, en el centro de Tijuana. Los cómplices de la banda trataron de recoger el dinero que pedían a cambio de su liberación en el estacionamiento de una tienda Food4Less de Lynwood.
Una operación conjunta entre agentes del FBI y de la Fiscalía bajacaliforniana logró desmantelar a este grupo, arrestando a más de diez sospechosos.
Esa misma colaboración fue esencial para el rescate de un matrimonio y sus tres hijos, quienes estuvieron secuestrados durante dos días en febrero de 2022.
El FBI tomó el caso porque una persona en este país denunció que delincuentes en Tijuana le estaban exigiendo dinero para liberar a sus seres queridos.
Policías mexicanos identificaron un domicilio en los que creían estaba la familia. Era una casa en la colonia Lázaro Cárdenas, en la delegación Playas de Tijuana.
Lo común es que el FBI localiza a las víctimas rastreando llamadas, mensajes de texto, fotos y videos que reciben los denunciantes en este lado de la frontera.