César Ramírez
@caralvasalvador
La visión de los expertos económicos sobre nuestra realidad en crecimiento tiene lecturas opuestas, mientras algunos observan desde la sima (cavidad que se abre al exterior mediante un pozo) el abismo, otros parecen vivir en la cima (parte alta de la montaña) de los paraísos fiscales protegidos por una especie de tolerancia financiera sin pagar impuestos, ello induce a una condición de clase social por supuesto, no obstante, en nuestra nación la moneda que habita en el territorio es el dólar norteamericano, lo cual nos ubica en una lectura extraña y ambigua en las proyecciones individuales y sociales. Las visiones se excluyen al explicar nuestra realidad.
Para algunos expertos el crecimiento de 2.4% es un éxito, veamos algunos datos: “el crecimiento económico ha sido impulsado por los sectores más dinámicos como el agropecuario, (3.4%), comercio, restaurantes y hoteles (2.7%), construcción (2.2%) e industria manufactura (1.9%), la nación avanza en la transformación de la matriz energética, la nación es líder regional en generación de energía limpia y renovable, debido a la diversificación de su matriz energética, la estabilidad macroeconómica y las políticas públicas generan certidumbre y atraen la inversión Extranjera Directa (flujo neto de $413 millones en el primer semestre 2017), de manera sostenida la economía crece, el 2.4% por tercer año consecutivo por arriba de la capacidad productiva de la economía de largo plazo…” (fuente #gabineteEconomico).
¿Qué dicen los detractores del gobierno? “La economía salvadoreña crece muy poco, crece 2.1, 2.3% lo cual es insuficiente para solventar las necesidades de empleo y no es suficiente para que todos los salvadoreños sintamos el bienestar de la tasa del crecimiento económico, para afirmar que la economía no se está desfigurando… es como el nadar de un perro, avanza un poquito pero no se hunde, todos quisiéramos que fuese un nadador como un campeón olímpico…”. Las críticas de los opositores aluden al argumento “de las encuestas de opinión, la imagen de los gobernantes, que la gente está desalentada, la intención del voto hacia el gobierno está baja, etc. el FMLN perderá las elecciones, entonces comprenderá la función del país…”.
Estas lecturas económicas contienen una visión de nación, cada una engloba el camino de su política institucional, con el estratégico objetivo que prevalezca su opción y resulten triunfantes en las siguientes elecciones como veredicto de la decisión del pueblo, estas elecciones darán la razón a uno u otro, mientras tanto oponerse a todo proyecto de la administración gubernamental es bueno para un elección, y favorecerle es malo para sus intereses partidarios, etc, esta mentalidad encierra la ausencia de la “racionalidad política” puesto que de esa forma podemos continuar los siguientes veinte años en un eterno conflicto que solo generará subdesarrollo, corrupción o ausencia de inversión económica.
Si realizamos el ejercicio de abandonar la ideología partidaria, todo crecimiento es correcto, ¿qué hacemos para aumentar el crecimiento de la nación? ¿Acaso después de las elecciones se terminarán los problemas económicos, sea cual sea el partido vencedor? Me parece que solucionar los problemas es preferible a leer en negativo cualquier avance positivo de la nación.
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