Manuel Luna,
Escritor
En Usulután nunca tuvimos casa propia, por eso desde pequeño viví en casi todos los barrios primero barrio El calvario, la Parroquia, la Merced, y en todos ellos conocí personajes y personas que viven impregnados en mi memoria, de ahí llegan estos recuerdos: cuando viví en la Merced a escasos cien metros de la escuela Basilio Blandón, era una casa que rento mi padre a la niña Margarita Aguilar la recuerdo en su jeep willies y atendiendo su puesto en el mercado número uno. En esta casa ya estudiaba primer año de secundaria en el INU y ahí residí hasta que terminé el segundo año de bachillerato e igual fue esta la última que habité en Usulután y después residir en la capital para estudiar el último año de bachillerato en El colegio García Flamenco en 1974.
Entonces comencé a reconocer a las personas del nuevo vecindario, así como hacer los amigos del barrio como vivía a pocos pasos de la casa de don David Handal , primo de Shafick (nuestro personaje histórico usuluteco), me hice amigo entrañable de David Handal, hijo, su casa ubicada frente a la entrada principal de la escuela Basilio Blandón fue una amistad hermanada, era quien me andaba llevando donde el fuese, íbamos en aquel pick up rojo Mercedes Benz, en ocasiones salía con él a repartir pedidos, del negocio maderero de su padre que también en ese tiempo administraba la hacienda las Conchas ubicada por la ruta carretera de El Puerto Parada. Don David Handal, hombre de porte siempre serio pero bonachón con todas las personas. Desde esa fecha por el acercamiento con la familia Handal ya me enteraba de las andanzas políticas de Shafick quien tuvo que salir huyendo sobre el tejado de la casa de aquella tienda, la enorme ferretería “Handal y Sobrinos” de ahí salió escalando y brincando techos una noche que llego a buscarlo la guardia nacional me conto mi amigo David… en fin… tantas historias políticas usulutecas algunas que terminaron en escenas trágicas. Junto a mi casa vivía el profesor Miguel Ángel Melgar quien era profesor de inglés con quien ya no tuve la oportunidad de recibir sus aleccionadoras clases. Y del otro costado estaba el mesón de quien apodaban Pajarito, que olvido su nombre quien había desempeñado el cargo de detective de policía nacional para ese entonces ya retirado vivía de las rentas que le daba la propiedad de su esposa, Pajarito, siempre con las copas encima , y frente estaba la casa de Quincho Trejo, con su esposa e hijos y fue el tiempo que él había regresado de los Estados Unidos y trajo un arsenal de buena música como Fania All Star, el combo Santa María entre otros además fueron los primeros discos que yo escuche de buena salsa, que muchos desconocíamos. Esto sonaba en su departamento frente a nosotros.
Aquí también pase la “Guerra del Fútbol entre Honduras y El Salvador” había toque de queda y estado de sitio, apagaban las luces de la ciudad desde las seis de la tarde y luz hasta el día siguiente, se temía que las fuerza aérea hondureña traspasara la frontera, pero eso solo ocurría en la mente del General José Alberto Medrano (El chele Medrano) de esto ya conocemos la historia.
Por igual recuerdo como buen vecino al buen amigo de mi padre el abogado Osmin Ruiz, ya fallecido, y a su hijo Ulises que despertó en mis hermano Orlando Y Pedro la afición por la bicicleta y ahí los veías en su aventura ciclística rebotando por esas calles empedradas de nuestros pueblo, hoy me reencuentro con Ulises a través de esta comunicación virtual, recordamos esos tiempos el reside en San Francisco California y yo aquí en la otra California de Tijuana.
La casa estaba ubicada sobre la sexta calle poniente esa larga y empedrada calleja que daba hasta el Hospital San Pedro. Muy cerca estaba la casa de la Familia Dubón, el expendio de aguardiente del Sr. Nelson Castillo e igual hice amistad con su hijo, Nelson con quien había estudiado desde Kinder, más abajo el mecánico Casares y más abajo la mecánica de Gumero. Aquí conocí a Olga Campos vivíamos muy cerca, tuvimos un noviazgo, casi en silencio, casi oculto, casi con miedo, por no sé cuánto tiempo, pero siempre llegaba por las noches a la puerta de su casa, permanecíamos sentados en la grada de su puerta, hoy quisiera recordar las conversaciones del muchacho adolescente que era en ese tiempo, el noviazgo lo concluyó ella obsequiándome aquel disco de 45 rpm de vinil de los Mitos con la canción: Lejos de ti, melodía que estaba de moda.
Otro amigo muy recordado es Axel Orellana la cercanía de nuestras casas y ser compañeros toda la secundaria en el INU y parte del bachillerato nos unió en amistad, las mañanas de domingo llegaba a su casa a jugar ping-pong, había una recámara dentro de esa enorme residencia que era utilizada para este entretenimiento del que Axel y su hermano Julio eran unos expertos jugadores con esa rapidez de raqueteros profesionales, ahí estaba yo siempre superado por ellos, pero la pasábamos bien, era un entretenimiento matutino que se convirtió en costumbre, en su residencia frente al parque Alameda. Con Axel intercambiamos algún libro y aventuras una de ellas: me prestó la novela:” La noche quedo atrás” de John Valtin que tiene un dato curioso, la introducción de este libro tiene un poema titulado “Invictus” del poeta americano William Ernest Hentey (1849-1903) fue el poema que dejo escrito minutos antes de su ejecución por inyección letal en el 2001, Timothy MacVeigh quien colocó la bomba en el Edifico Federal en la Ciudad de Oklahoma en 1995 donde murieron 168 personas. Otra anécdota a recordar: sucedió una tarde, que asistimos al cuartel a mirar un juego de softbol los que lograron mucha popularidad en la ciudad, jugaba el Instituto Nacional contra el instituto de Santa Elena, estábamos mirando el partido Axel, Neto Martínez, y el que escribe, un oficial estaba sentado junto a nosotros y no sé porque broma que le hicieron mis amigos, este cadete pregunto que si era posible que hicieran no sé cuántas lagartijas, respondieron con osadía que sí y ellos se levantaron de la banca con el afán de hacerlas frente al oficial, pero este mando a llamar a un soldado, y se los llevo a los dos a las instalaciones dentro del cuartel y no salieron como hasta la media hora y veo después venir a Axel y Neto, caminado despacio y adoloridos de las piernas había sido, una pesada broma del cadete que los obligo hacer no se cuanta cantidad de sentadillas, el padre de Neto era capitán y Neto contó a su padre lo sucedido y este fue castigado cambiándolo de Usulután a no sé qué población recóndita de el Salvador. Julio Orellana de quien conservo buenos recuerdos la última vez que lo vi me comentó que su mamá de nombre Soledad se recordaba de mí por esas llegadas a su casa. Julio falleció por voluntad propia, al recordarlo, llega la imagen de Miriam Handal la veo en su carrosa de reina de belleza de las fiestas Patronales del pueblo, que trágicamente perdió la vida en un accidente de tránsito, del que había sobrevivido Julio, su esposo y ahora ambos ya no están entre nosotros.
A la vuelta de la esquina de esta casa estaba la familia Trejo, ( Los Apaches) don Macario Trejo el padre de Conchi, Fredy, Alex, y Edgar, con este último llegamos a tener una amistad muy cercana debido al gusto por la poesía.
Y bien recuerdo ver caminar y saludarnos con Alex Trejo, verle con su agraciada melena balaceándose sobre sus hombros, además de ser músico, tenía buenos dotes de excelente futbolista a quien vi en varios partidos y hoy descansa ya, mi recordado amigo. Así como su hermano Edgar Trejo, quienes fallecieron en la ciudad de New York.
Fue así que inicio un acercamiento con toda la banda de Los Apaches como Chepe Gavidia ya que en ocasiones ensayaban en esa casa familiar y llegaba a sus ensayos. Por ahí estaba la casa de Erik Trabanino, más adelante la casa de Milton Peña otro amigo cercano, al continuar caminando más adelante, la casa de Juan José Urías, Salvador Ramírez, Conrado Batres compañeros de estudio de secundaria y bachillerato con los que compartimos buenas cascaras de fútbol en el INU y en el campo de futbol del IRA
A escasas cuadras y media estaba el Bording House Moreno lo que me hizo volver a reencontrarnos con Víctor Moreno sobrino de la madre que me crió y la amistad comenzó estrechamente fue cuando cuando Victor sufrió un accidente al caerse del pick up y le paso sobre el pie una de las llantas, accidente que lo tuvo postrado varios meses. Por ese entonces me hice amigo de Pedro Hernández, cuetero de profesión, vivió una temporada a la vuelta de la casa, personalidad alegre y cordial, flaco, espigado, una noche me dieron la noticia, que lo estaban velando, porque ese día por la mañana cuando trabajaba en la cohetería que estaba en la colonia EL Cocal negocio de su tío Miguel Hernández, una tijera cayó de la mesa donde él estaba trabajando esta produjo el chispazo que hizo explotar la cuetearía y él recibió todo el impacto de la explosión. Pedro estaba muerto, dos noches antes había estado conversando con él.
Con el tiempo vi pasar a El Tico, Adalberto Baires, en ocasiones con sus zapatos de fútbol en la mano cuando se dirigía a entrenar a la cancha del Firpo, nos saludábamos e igual le vi jugar fútbol, tan estupendamente como su hermano el Chele Baires. Viviendo ya en Los Angeles California, supe de su muerte, en fuego cruzado en una ofensiva de la guerrilla que sitio a Usulután por tres días en tiempos de la guerra, las balas que lo hirieron venían del ejército , ayer conversé con Bruno Infantozzi me cuenta que el Tico ya herido le llevaron al hospital San Pedro y como la prioridad era en ese momento de la ofensiva atender a soldados heridos, al Tico lo dejaron al olvido, sin atenderlo como a muchos otros, al último, así falleció desangrado en los corredores del hospital, lo enterraron en una fosa común. El chele Baires su hermano con Don Manuel, su padre, después lo fueron a desenterrar para darle cristiana sepultura. Concluye Bruno
En esta misma casa cuando la cacería de los escuadrones de la muerte perseguían a estudiantes, maestros y sospechosos, escuché a distancia los disparos que le habían hecho los escuadroneros a Mauricio Trejo, profesor, cuando salía de su carro para entrar a su casa, era una tarde usuluteca. La barbarie gubernamental había llegado a nuestro pueblo pacífico, de aquí en adelante seguirían una serie de asesinatos de amigos y conocidos que muchos recordamos, crímenes que han quedado sin culpables e impunes. Algunos de ellos ya los he mencionado en estas páginas.
De igual manera mi amigo Adalberto Hernández Marín , fue ejecutado por hombres armados, en su residencia a mansalva, los asesinos se refugiaron en la policía nacional, me contaron que : su sobrino Jacinto tuvo el valor y la osadía de seguir cautelosamente a los asesinos y los vió entrar en la Policía Nacional, Adalberto cuentan: salvo a muchos estudiantes usulutecos que estaban en la lista negra de los escuadrones de la muerte sin importar arriesgar su vida y en esa lista estaba el para ser ejecutado,
Así recuerdo el asesinato por escuadrones de mi amigo Ricardo Luna, cuando trabajaba en la gasolinera situada frente al desvío del Puerto Parada.
A LA CAPITAL 1974
Y tuve que dejar el pueblo, mi padre me matriculó en el Colegio García Flamenco de San Salvador por recomendación de David Handal, padre, porque era un colegio con disciplina excelente y calidad académica, ahí me podría reformar, porque siempre había tenido “mal de escuela”, mi secundaria había sido un desastre con materias reprobadas e iba a exámenes extras y los años de bachillerato igual, hasta la fecha no sé qué dioses me auxiliaban o los maestros veían algo de empeño de mi parte en las materias de historia, o idioma nacional así es que poco a poco me fui alejando de Usulután. Al terminar mi bachillerato una prima de mi padre la tía Elda Guerrero directora de un colegio de elite de la Colonia Escalón ( Colegio San Pablo) y ella me ofreció la oportunidad de trabajar como maestro en 1975 así permanecí cinco años de maestro así inicio mi profesión e ingresé a la Universidad Nacional a estudiar literatura , viajar a Usulután me dio temor por la cacería de brujas de los para militares y ser estudiante universitario era ser terrorista ya nos habían señalado con ese membrete y más cuando llegó la guerra y aun mas, por tanto bloqueo de carreteras, enfrentamientos y tantos asesinatos de amigos de infancia que he mencionado, esto dio temor y contribuyó mi ausencia, hoy escribo esto desde la ciudad de Tijuana-México tratando de recordar lo que éramos y fuimos como gente de aquí y de allá .