Nadie en El Salvador va a desear que fracase el plan de seguridad anunciado por el presidente Nayib Bukele, desde mediados de junio, denominado “Plan Control Territorial”. Al contrario, lo que los salvadoreños quieren es que sea efectivo y se vaya poco a poco recuperando al tranquilidad, así lo expresa la ciudadanía en diferentes espacios de opinión.
Sin embargo, el presidente Bukele, debe ser receptivo a la crítica, sobre todo de personas o instituciones serias. Por ejemplo, hay crítica de que el lanzamiento del plan presenta algunas “improvisaciones”, o que el anunció de ciertas acciones contra la delincuencia antes de ejecutar el operativo, es como dar por avisados a los delincuentes, quienes han desarrollado en el submundo de la delincuencia la logística para movilizarse de un lugar a otro o esconderse. Si se quiere dar golpes certeros al crimen organizado, una de las premisas es el factor sorpresa. Esto lo saben mejor que nadie las jefaturas policiales y militares.
Otra crítica al plan del mandatario ha sido que el mismo evidencia solo la parte represiva, es decir, que no contempla la parte de la prevención; y si la lleva no ha sido difundida con igual magnitud que la parte represiva.
Hasta hoy, la mayoría de ciudadanos han aplaudido al presidente Bukele la puesta en marcha del plan, tanto en las redes sociales como en otros mecanismo de medición de la opinión pública, pero esto no debería ser tomado como una aprobación absoluta y universal del plan en el parte represiva, es necesario contemplar otros ejes.
El Plan El Salvador Seguro, que diseñó el otrora Consejo de Seguridad Ciudadana y Convivencia, con el auspicio de las Naciones Unidos, la OEA y la Unión Europea, así como la Embajada de Inglaterra, entre otros organismos internacionales, tiene elementos que bien podría ser adecuados al Plan Control Territorial del presidente Bukele.