César Ramírez
@caralvasalvador
¿En qué momento nos encontramos de nuestra vida democrática? al margen de las discusiones académicas priva sobre nosotros la Constitución de la República.
Recordemos que el Art. 1 Constitucional “El Salvador reconoce a la persona humana como origen y el fin de la actividad del Estado, que está organizado para la consecución de la justicia, de la seguridad jurídica y del bien común. Asimismo, reconoce como persona humana a todo ser humano desde el instante de la concepción.
En consecuencia, es obligación del Estado asegurar a los habitantes de la República el goce de la libertad, la salud, la cultura, el bienestar económico y justicia social”… pero en el año 2024 existen realidades que destruyen nuestros modelos de referencia, algunos de estos elementos: “La periodicidad en los cargos, la primacía de la ley, la igualdad ante la ley, la publicidad de los actos de gobierno: no es posible el secreto de Estado, la responsabilidad de políticos y funcionarios públicos, el ejercicio de la ciudadanía, quien pone y depone”1 .
Si detenemos nuestra brújula en relación a estos términos clásicos, la mayoría de conceptos no se cumplen, principalmente debido al prologado Régimen de Excepción que inhibe derechos fundamentales como el Habeas Corpus, la defensa jurídica, la vida de reos en custodia del Estado etc.
El resultado es deprimente porque el futuro se manifiesta en la emigración o esperar un arresto arbitrario por expresar la opinión ciudadana, el temor general en las poblaciones se debe a la indefensión ante los atropellos de soldados en comunidades o policías convertidos en jueces de la calle, es tal el miedo que muchas protestas populares clásicas ahora no existen; en igual sentido la realidad de los prisioneros políticos sin cargos delictivos, ciudadanos inocentes presos por llamadas anónimas, en pocas palabras la República y la Constitución no funcionan.
Respiramos en cada momento la destrucción de las instituciones: La Corte Suprema de Justicia, Alternancia política, Derechos Humanos, Derecho a la información pública, muerte de reos en custodia del Estado; es similar al tiempo de la colonia española con un Rey que decide todo, como la protohistoria de los siervos feudales o los esclavos de los imperios incluyendo a los de Estados Unidos etc.
Vivimos un populismo que manifiesta odio a los profesionales de la política, persecución de adversarios, propicia la corrupción, la Justicia no funciona, los recursos públicos a discreción de una sola persona.
El autor Enrique Krause afirma: “El populismo tiene por designio acabar con la democracia, destruirla” artículo de María Paula Etcheberry (29NOV022 La Nación), mientras otro autor Ernesto Laclau sostiene que “No existe ninguna intervención política que no sea hasta cierto punto populista” 2 constituyendo un actor político.
Como quiera que sea la definición, los objetivos visibles del actual período son la destrucción de las Instituciones, la Constitución y la Historia de los Acuerdos de Paz de 1992… es una tragedia nacional.
Epílogo: A propósito, hace unas semanas un fanático troll respondió a estas inofensivas reflexiones con una amenaza a muerte, asumo que este personaje anónimo es agente contratado para esas funciones de pobre inteligencia, que por cierto tomo con mucha seriedad, pero que no cambiará en nada el pronunciamiento de la historia sobre este período de dictadura. amazon.com/author/csarcaralv
1. Wikipedia, República
2. La teoría del populismo de Ernesto Laclau: una introducciónErnesto Laclau’s theory of populism: an introduction Martín Retamozo Otro autor Estudios políticos México versión impresa ISSN 0185-1616
Estud. polít. (Méx.) no.41 Ciudad de México may./ago. 2017