Es cierto que a partir del mes de junio, de acuerdo con algunas estadística oficiales, se ha registrado un alza o repunte de homicidios. Aunque, a pesar de esta realidad, es cierto también que aunque la tendencia se mantuviera, el número de homicidios con respecto al año anterior será menor.
Seguramente, levemente mejor, y que, aunque eso no es suficiente, si es pertinente decir, que es gracias a los planes de seguridad.
Quienes recriminan y critican los planes de seguridad del Gobierno, lo hacen más desde un interés político que por un interés de nación, como debería ser.
Por ejemplo, algunas fracciones legislativas de derecha se rasgan las vestiduras supuestamente por las víctimas, pero se niegan, por ejemplo, a aprobar un préstamo de 100 millones de dólares para la PNC, que sería invertido en infraestructura y equipamiento policial.
Esas mismas fracciones también se niegan a que la mayor cantidad de recursos de la contribución vaya a la prevención.
La oposición, además, se vive quejando de la falta de planes de seguridad, y de una estrategia efectiva, para afrontar a la delincuencia. Pretende con esto restarle importancia al Plan El Salvador Seguro, y por ende, lo principal de la estrategia: la Prevención y la Represión.
Sería sano que, ante el repunte de homicidios, más que descalificar los planes de seguridad, todas las fuerzas del país deberían unirse al Gobierno para analizar las causas de los repuntes, y brindar su colaboración a la autoridad para responder al fenómeno.
Ya no se vale solo criticar o exigir, hay que actuar, hay que contribuir y sin mezquindades. Esto va también para los analistas, que quieren imponer sus elucubraciones sin tener el más mínimo respaldo empírico o sociológico.
Creemos que los repuntes podrían tener como causa, demostrar la inefectividad de los planes de seguridad o como decía recientemente el diputado Blandino Nerio, podrían tener a la base presiones hacia los sectores políticos, en el marco de la campaña electoral.
Y una de las exigencias de las pandillas, aparentemente, es que se eliminen las medidas extraordinarias en los penales. Ya en la campaña anterior, el ahora diputado Ernesto Muyshondt había prometido a los líderes de las pandillas que de ganar ARENA la presidencia con Norman Quijano, eliminaría el centro penal de Zacatecoluca, conocido como “Zacatras”.
No se descarta entonces que el incremento del accionar delincuencial, principalmente de los homicidios, tenga alguna motivación política-electoral.